Al empezar la clase pedir voluntarios que quieran cambiar un chocolate (cualquier tipo de dulce o hasta una pequeña suma de dinero) que se lo va a dar el líder cuando el participante pasa al frente, por lo que hay en una caja de sorpresas. Sería ideal que haya 4 o 5 cajas de color (o forradas) con los números del 1 al 4 (la cantidad de voluntarios tiene que ser uno menos que la cantidad de cajas). Cada voluntario tiene que decidir con cual caja va a cambiar su chocolate sin saber qué es lo que hay adentro. En cada caja tiene que haber algo mejor o peor que el chocolate. Puede ser un chocolate más grande o alguna porquería inservible graciosa que se te ocurra. Al hacer el cambio sorpresa el participante se encontrará con que ganó o perdió según la caja que decidió.
¿Dónde llevarlo desde aquí?
Todos tenemos que vivir con el resultado de nuestras decisiones. No siempre sabemos lo que hay en la caja, pero otras veces sí. Siempre tenemos que acordarnos de elegir de las cajas de Dios porque en ellas siempre hay algo mejor.
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