Pídele a tus jóvenes que se sienten con uno o dos amigos que conozcan muy bien (tres máximo). Luego pídeles que uno a la vez imite a su amigo. Sus gestos, su forma de hablar, frases que repite ocasionalmente, peinados, actitudes, etc.
Déjalos que se diviertan un rato y si tienes algún chico nuevo, pídele que se divierta a costa de los demás, pero que no se quede solo.
¿A dónde llevarlo desde aquí?
Este corto rompe hielo tiene dos posibles aplicaciones:
1) Los que estamos a tu alrededor podemos conocerte súper bien; podemos suponer lo que vas a decir frente a una situación específica, qué tipo de ropa te gusta, cómo te gusta tomar la leche, cuántas horas te gusta dormir, cuál es tu lugar favorito para ir a comer, qué tipo de películas miras, etc… pero nadie jamás va a conocer tu corazón de la manera que Dios nos conoce. Él conoce nuestro más profundo secreto, conoce nuestro dolor, nuestros complejos, nuestros temores, nuestras alegrías, lo que nos entusiasma y aquello que nos tiene muy preocupados. Él sabe eso que no le contaste nunca a nadie.
2) Ser cristianos se trata de ser imitadores de Cristo. En cada situación debemos preguntarnos qué es lo que Cristo hubiera hecho e intentar hacer exactamente eso.
Deja tu opinión y comparte el artículo en tus redes.