Descubriendo una ciudad perdida
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Somos la Novia de Jesús. A lo largo de las páginas de la Biblia encontramos muchísimas oportunidades en las que Dios nos llama «su Novia». Uno de esos momentos es en la última cena.
Se estaba celebrando la Pascua y Jesús, como judío, estaba haciendo el ritual habitual de esa ceremonia. Tradicionalmente se presentaban las copas, pero la tercera, la copa de la salvación, se dejaba de lado, no se tomaba. Sin embargo, cuando Jesús la tomó entre sus manos, le dijo a sus discípulos: «Este es mi pacto, tómenlo y bébanlo».
Esto era una locura. Con esta actitud Él estaba diciendo: «Yo soy el Mesías, el enviado por Dios, tomen y hagan pacto conmigo». Además, en esa época, en ese momento, Jesús les estaba diciendo: «¿Se quieren casar conmigo? ».
Para explicarlo mejor vamos a ponernos en contexto.
En ese tiempo, cuando un hombre se quería casar, iba a la casa del padre de la joven y le decía: «Señor, quiero casarme con su hija». Y agregaba: «Permítame darle estos camellos para usted». Al recibir esta propuesta, el padre podía decir si aceptaba o no la propuesta para su hija. Antes de que pienses cuán extraño, arcaico y poco romántico era el pedido de casamiento, déjame decirte que el novio no compraba a su mujer, sino la posibilidad de pedir la mano de ella. Él estaba comprando la oportunidad de ir y decirle lo que sentía por ella.
Si el padre aceptaba, se sentaba toda la familia en la mesa, tanto los parientes del novio como los de la novia, y al terminar la cena, el joven tomaba la copa y la cruzaba por la mesa hasta llegar a ella y le decía: «Este es el pacto que hago contigo. Tómalo y bébelo». En ese momento, ella podía decir: «Mmm, ni loca me casaría contigo…», o podía tomar la copa y era la manera de aceptar.
Desde el momento que decía sí, la pareja se separaba. Ella iba a su ciudad y todos la llamaban por «la que fue comprada por un precio». Él también regresaba a su ciudad. No se hablaban durante todo el tiempo de compromiso, que podía ser de entre seis meses o hasta un año. La única forma de comunicación era a través del padrino de la boda, que iba y venía de una ciudad a otra, llevando los mensajes que se querían decir (¡gracias Dios por el celular y whatsapp!).
Mientras tanto el novio estaba en la casa del padre construyendo una mansión. Antes de que pienses: «Uy, ¡este novio era millonario!», debes saber que «mansión» en hebreo significaba «departamento». Era como una extensión de la casa de los padres. Así crecían y crecían en familia, en esa mansión. Lo más desesperante era que el novio no podía decir cuándo la mansión estaba terminada para ir a buscar a su prometida. Él debía esperar hasta que el padre diera su permiso, su aprobación. Cuando pasaba esto, el joven tomaba a sus padrinos, a sus amigos, y se marchaban hacia la ciudad de su novia. Como ella no sabía cuándo sería el tiempo, solo esperaba. Pero cuando ellos entraban en la ciudad con el shoffar y las trompetas sonando, la novia salía de su casa y directamente de ahí se iba al altar.
¿Todo esto no te suena parecido a algo que conozcas?¿No notas algún paralelismo? Jesús les dijo a sus discípulos: «Este es mi pacto». Los discípulos aceptaron eso y Jesús los sorprendió a todos cuando dijo: «Me tengo que ir, no nos vamos a ver por un tiempo, pero tranquilos. Mi padrino, mi mejor amigo, el Espíritu Santo vendrá y nos vamos a mantener siempre en contacto. No sabrás el día ni la hora de mi regreso, pero serás llamada como “alguien que fue comprada por un precio”. Iré a la casa de mi padre, tu padre, para construir tu mansión, tu casa para toda la vida. Aunque nadie sabe cuándo será, el Padre sí lo sabe, y cuando Él me diga, vendré con todos mis ángeles, ellos tocarán el shoffar, y sonarán las trompetas. Volveré a buscarte para estar juntos, para siempre».
Jesús hoy te dice: «Este es el pacto que hago contigo. Tómalo y bébelo». No importa si ya lo hiciste. Este es un nuevo pacto, un nuevo tiempo que Él te quiere ofrecer. Lo mejor de todo es que tú eres su novia. Él te eligió, con todos tus defectos y con todos tus aciertos, porque simplemente te ama.