Universitarios: mal sueño, malas calificaciones…
septiembre 19, 2017Padres discutiendo frente a los hijos
octubre 26, 2017En nuestra cultura actual, atravesada por WhatsApp, Snapchat, Messenger, etc., es normal esperar respuestas inmediatas. De hecho, cuando pregunté acerca de este tema, muchas personas me dijeron: “Si no recibo una respuesta en forma inmediata (cinco minutos), directamente abandono la conversación”. Entonces, a la hora de hablar de la oración en una cultura instantánea, la forma de entenderla puede ser muy diferente a la manera en la que la viven y entienden los líderes de jóvenes y los jóvenes a los que servimos.
La Oración de Ana
En 1 Samuel capítulo 1, encontramos a una mujer llamada Ana que ansiaba tener hijos. Era lo que más quería en el mundo pero no podía tenerlos. Esto le trajo grandes problemas, mucho dolor y hasta las burlas de la gente. Ya no sabía qué más hacer así que comenzó a orar. La Biblia dice que oró al Señor entre muchas lágrimas y que Elí, el Sumo Sacerdote, incluso pensó que estaba borracha. Pero Ana le respondió: “No estoy ebria, es que estoy muy triste y estaba derramando las penas de mi corazón delante del SEÑOR”. Ana estaba dispuesta a orar todo el tiempo que fuera necesario para llevar sus preocupaciones delante Dios.
Oraciones a largo plazo
En el mundo de la pastoral juvenil oramos por tantas cosas: jóvenes, voluntarios, la escuela y universidad local, nuestros propios ministerios, etc. Pero déjame preguntarte, ¿cuál es el motivo por el cual has orado por más largo tiempo?
Uno de los mejores ejemplos de fe que veo son las oraciones de las mamás y abuelas. Algunas han orado más de veinte o treinta años hasta que vieron a sus hijos y nietos llegar a Jesús. En el caso de Ana, ella derramó su alma al Señor a través de su angustia y dolor; ¡hubiera sido una asombrosa líder juvenil!
Por lo tanto te animo a seguir orando por los jóvenes que estás alcanzando con el Evangelio de Jesús. Puede que no veas una diferencia en ellos hoy o mañana, pero no dejes de orar. Algunos quizás sean “respuestas instantáneas” pero otros probablemente tardarán años. Lo único que debes saber es que nunca te arrepentirás de orar por un joven, hacerlo nunca será un desperdicio. Es muy posible que Dios esté escribiendo una gran historia en la vida de ese chico o chica y que tú llegues a ser parte de ella. Derrama tu alma a Dios en nombre de esos jóvenes. Mientras tanto, oro para que veas que, tarde o temprano, Dios responde esas oraciones.