Cultura, adolescencia y posmodernidad
septiembre 22, 2016¡No entiendo a mis jóvenes!
septiembre 22, 2016La generación milenial o del milenio. Así son definidos los adolescentes del Milenio, otros autores se refieren a ellos como la generación Y por ser los seguidores cronológicos de la generación X. ¿Cómo son y cómo piensan estos adolescentes? ¿Qué características tienen? ¿Qué implicaciones ha de tener todo lo anterior para el tipo de ministerio que debemos desarrollar con ellos? Este artículo pretende apuntar ciertas características de esta nueva generación y enunciar algunas de las implicaciones que plantearan para el ministerio cristiano.
CÓMO SON LOS ADOLESCENTES DEL NUEVO MILENIO
Heterogeneidad
Todos los estudiosos de las diferentes generaciones se muestran de acuerdo en afirmar que la heterogeneidad será una de las marcas de la nueva ola de adolescentes. La razón para dicha variedad se debe a que han tenido desde su tierna infancia muchas más posibilidades de elección y más opciones disponibles que la generación que les antecedió. La posibilidad de escoger es básica y vital para ellos, es como dijo un sociólogo, oxígeno para esta generación. No existe un tipo de música o de ropa que los identifique sino más bien una inmensa variedad alrededor de las cuales se agrupan.
Hogares fragmentados
La familia sigue su proceso imparable de fragmentación. Más y más adolescentes crecen en hogares que hace tan sólo unos años podrían ser considerados “atípicos” pero que sin embargo, más y más se están considerando normales y conviven con el modelo tradicional. Hogares donde sólo existe uno de los padres, familias mezcladas (las creadas por cónyuges divorciados o separados que aportan hijos de un anterior matrimonio), parejas de hecho conviven con la familia tradicional. La lucha de los colectivos homosexuales por la adopción nos anuncia un futuro donde es posible que sean criados niños por dos padres o dos madres. La tasa de divorcios y separaciones sigue en aumento lo que hace predecir una explosión en los modelos familiares antes mencionados. Una reciente encuesta llevada a cabo entre adolescentes norteamericanos ponía de manifiesto que la mayoría consideraban tan válido un hogar con un sólo progenitor como el tradicional con dos.
La fragmentación familiar no se produce únicamente por la ruptura de la familia sino por la incorporación masiva de la mujer al mundo laboral. Las demandas de la economía sobre las familias y el incremento del nivel de vida exige que ambos cónyuges tengan que trabajar. No siempre se trata de que la mujer persiga el desarrollo de la vocación profesional para la que se preparó, en muchas ocasiones el trabajo de la mujer es necesario para la supervivencia económica de la familia. Este proceso lejos de detenerse irá en un aumento constante. En un futuro próximo veremos el crecimiento de los contratos a tiempo parcial lo cual favorecerá aún más la incorporación de la mujer al mundo laboral.
Es evidente que lo anterior tiene unas consecuencias sobre los adolescentes. Muchos adolescentes vuelven a sus hogares después de la jornada escolar para encontrarse solos en una casa vacía. El horario laboral de los padres exige que las jornadas de los hijos estén llenas de actividades extraescolares que contribuyan a ocupar a los hijos durante el tiempo en que los padres forzosamente han de estar ausentes. Con toda probabilidad todos conocemos niños o adolescentes que van de música a inglés y de la academia de idiomas al gimnasio, todo en una vorágine de actividades que tienen que ver más con las necesidades de sus progenitores que con las suyas propias.
¿Cómo afecta todo esto al adolescente? Ese ritmo casi frenético de actividades produce tensión, cansancio, falta de tiempo libre y un creciente y continuado aumento del estrés infantil. Estos niños en palabras de un experto infantil norteamericano son “niños apresurados” que están creciendo a un ritmo excesivamente rápido. La acumulación de actividades también traerá consigo un escasez de tiempo para ser dedicado a actividades cristianas. Los horarios de las actividades cristianas entrarán en conflicto con las actividades ya previamente planificadas por los padres para que sus hijos estén ocupados durante su horario laboral. Vamos pues a encontrarnos con la realidad de que algunos padres exigirán más actividad mientras que otros se quejarán de que planificamos actividades en el único tiempo que ellos tienen disponible para estar con sus hijos, el fin de semana.
La ausencia de los padres en el hogar tendrá implicaciones emocionales sobre los hijos y determinará de forma dramática el modelo de ministerio que tendremos que desarrollar, sin embargo, este aspecto será desarrollado más adelante.
Sociedad multicultural
La próxima generación de adolescente crece en un ambiente de pluralidad. La pluralidad no sólo es racial, sino también cultural y de modelos de vida disponibles. En muchas de las ciudades españolas existe una diversidad racial cada vez más evidente. Incluso en algunas de nuestras iglesias coexisten personas procedentes de diferentes países. En la iglesia a la que yo asisto hay personas procedentes de al menos una decena de países. Estos adolescentes crecerán más y más acostumbrándose a la variedad étnica. Esta pluralidad se pondrá también de manifiesto en los estilos de vida disponibles y en los modelos que estarán a su alcance. Pongamos tan sólo como ejemplo en el área de las relaciones interpersonales, frente al modelo tradicional del matrimonio para toda la vida entre personas de sexo diferente ellos tendrán la posibilidad de escoger entre uniones casuales, monogamias temporales, uniones de hecho, uniones homosexuales o el matrimonio tradicional. Crecerán en un contexto en el que todas serán bien vistas y aceptadas por la sociedad que aplaudirá la pluralidad como una virtud a seguir.
Cibernéticos
Todos los expertos apuntan que los adolescentes de la generación del milenio serán la primera generación enteramente cibernética. El número de ordenadores y equipos multimedia en los hogares está en un ritmo de crecimiento continuado. Natural y paralelamente aumento el número de usuarios de Internet. ¿Qué implicaciones tiene esto y cómo afecta a los adolescentes?
Los estudiosos afirman que esta generación desarrollará una visión global como nunca antes la tuvieron las generaciones que les precedieron y les acostumbra a la rapidez y a la instantaneidad. El ordenador y la participación en la red permite unas posibilidad de adquirir información y a una velocidad antes impensable, esto hace que la impaciencia y la poca capacidad de atención sea una característica de estos adolescentes. Están acostumbrados a querer y obtener las cosas ahora mismo. Otro de los aspectos de sus vidas que se ve afectado es la manera en qué reciben la información y cómo aprenden. Los ordenadores presentan la información de una manera tan creativa, atractiva y gratificante que hace que otras experiencias de aprendizaje difícilmente puedan competir y resulten aburridas. Todo ello hace que los medios de aprendizaje tradicionales se encuentren en franca desventaja.
Finalmente el imperio del ordenador hace que el ocio del adolescente se vuelva más individualizado y menos socializado. El computador, el vídeo, la televisión y las consolas favorece un ocio individual y solitario que fomentan el individualismo de los adolescentes y hacen más difícil su socialización.
Relaciones con los padres
Los estudiosos afirman que como nunca antes el estilo de los padres será muy similar al de sus hijos. Los gustos y el consumo de productos mediáticos, el tipo de ropa e incluso las diversiones van a ser en algunos casos muy similares lo cual, en opinión de los sociólogos permitirá que los padres puedan tener mejores relaciones con sus hijos, están sean menos conflictivas y los progenitores puedan ayudar más y mejor a sus hijos en sus problemas y necesidades.
Conciencia social
La generación anterior creció bajo la realidad de la guerra fría, la amenaza de un posible holocausto nuclear y la polarización del mundo en grandes bloques político militares. Los nuevos adolescentes no tienen grandes amenazas en el futuro. Es cierto que tienen y tendrán que enfrentar problemas tales como el SIDA, la contaminación y destrucción del medio ambiente, la falta de empleo y otros específicos de cada cultura. Sin embargo, estos problemas están lejos de constituir una espada de Damocles como lo fueron los mencionados anteriormente sobre las generaciones pasadas. Mi generación se vio aglutinada por la lucha por la democracia y la recuperación de las libertades. Aquello fue una causa que movilizó y dio cohesión e identidad a toda una generación. No parece que la actual promoción de adolescentes tengan ninguna causa similar que pueda articularlos. No obstante muchos de ellos son hijos de padres que tenían una conciencia social y que han educado a sus hijos en esta sensibilidad. por esta razón es posible que muchos adolescentes tengan una mayor sensibilidad social y que fueran capaces de movilizarse por una causa si existiera. Hoy por hoy, sin embargo, dejando de lado la ecología no parecen existir causas con suficiente capacidad de motivación y movilización.
Ocio
Una buena parte del ocio de estos chicos y chicas será ocio organizado y dirigido por los padres debido a las razones que ya han sido apuntadas con anterioridad. Otra parte del ocio será de tipo individual y multimedia centrado alrededor de la televisión, el vídeo, las diversas consolas de vídeo juegos, ordenadores, walkmans, cadenas de música y la creciente importancia del Internet.
La música será ecléctica y variada sin que existe un sólo estilo que identifique a toda la generación. La ropa será cada vez más andrógina y no constituirá como en el pasado una manera de identificarse con ciertas actitudes ante la vida.
Competitividad
La presión por el rendimiento escolar y la competencia marcará desde bien temprano la vida de los adolescentes de la generación milenial. La escasez de trabajos en el futuro y la cada vez mayor exigencia de preparación hará que los padres proyecten esta tensión y esta presión sobre sus hijos. A la vez muchos jóvenes educados en la red tendrán serios problemas para adaptarse a los sistemas tradicionales de enseñanza de las escuelas tradicionales. Los expertos vaticinan que esta generación será más emprendedora y más dispuesta a generar y comenzar negocios propios que las anteriores.
Pérdida de la inocencia
Una de las características más negativas de los adolescentes del Milenio es que viven en una sociedad apresurada y acelerada y que les impone un ritmo para el que no están preparados, un ritmo que les produce una maduración apresurada y una pérdida de la inocencia prematura. Se convierten en demasiado viejos demasiado pronto. Viven en una sociedad que no sólo les permite sino que les anima a participar de información y experiencias de todo tipo para las que a menudo no están ni emocional ni psicológicamente preparados ni formados.
Viven presionados constantemente por los medios de comunicación y por sus propios amigos para acortar de forma acelerada las etapas normales del desarrollo del carácter y la personalidad. Pongamos por ejemplo el sexo. La edad de iniciación a la sexualidad continua bajando y bajando y cada vez los jóvenes tienen sus primeras experiencia sexuales en edades más tempranas. La tendencia no parece indicar que vaya a detenerse sino que esta caída de la edad continuará produciéndose. Ahora bien, que físicamente estén preparados para el intercambio sexual no significa que lo estén emocionalmente y que entiendan y puedan asumir todas las implicaciones de una relación sexual. No obstante, todos somos conscientes de la presión constante que los medios de comunicación y los propios amigos ejercen para que vivan experiencias para las que no están preparados, pero ¿habla alguien acerca de las plausibles consecuencias?
Lo cierto es que los actuales adolescentes viven experiencias que antes se vivían a los 18, 19 ó 20 años. Por otra parte los niños viven experiencias que antes estaban reservadas a los adolescentes.
Deseosa de relaciones significativas
Tal vez nunca como antes nos encontramos ante una generación profundamente deseosa de relaciones íntimas, de calidad, significativas y a largo plazo. Relaciones que ofrezcan protección que les hagan sentirse amados y aceptados y valorados incondicionalmente.
Del milenio
Un sumario de lo que algunos expertos han observado acerca de esta generación
– el pulso de esta generación late rápido. Bombardeados frecuentemente por imágenes, necesitan continuamente nuevos impactos.
– el mando de control remoto simboliza su realidad: cambio constante, concentración y atención fragmentada.
– tienen una actitud de “pruebo un poco de todo” en relación a la espiritualidad.
– viven para el presente y encuentran significado en el momento.
– están ansiados, han perdido el entusiasmo debido a su “he estado allí/he hecho esto” actitud. Nada les impresiona.
– dan el consumismo por sentado.
– son una comunidad “criada ciberneticamente”
– procesan la información por medio de imágenes narrativas.
– sus detectores están siempre alertas y conectados.
– no confían en los adultos
Adaptado de Yourthwork Magazine, mayo 1997
QUÉ IMPLICACIONES HA DE TENER PARA NUESTRO MINISTERIO
Importancia de las relaciones personales
Hemos terminado nuestra descripción de los adolescentes del milenio enfatizando la importancia que las relaciones humanas tienen para esta generación, es lógico por tanto, que comencemos a hablar de las implicaciones haciendo énfasis en la centralidad de las relaciones personales a la hora de ministrar a los adolescentes del Milenio.
Todo trabajo que no esté basado y centralizado en las relaciones interpersonales está destinado a tener muchísimas posibilidades de fracaso. No podemos pretender tener una influencia sobre las vidas de estos chicos y chicas si no hemos desarrollado con anterioridad unos fuertes vínculos emocionales y personales. Lo que signifiquemos emocionalmente para ellos determinará las posibilidades y la profundidad del impacto que podamos ejercer sobre sus vidas.
No podemos pretender hacer un ministerio descontextualizado. No podemos pretender aterrizar en las vidas de estos muchachos y muchachas una vez por semana durante una hora u hora y media, descargar nuestra carga ideológica y formativa, volver a desaparecer y esperar que produzcamos un impacto significativo en sus vidas.
Las relaciones con sentido, profundas, cálidas y genuinas son cada días más difíciles de obtener para los jóvenes. Ya hemos hablado de como las estructuras familiares se debilitan y las presiones económicas hacen que los padres cada vez tengan menos tiempo disponible para sus hijos, así pues el vacío y la necesidad emocional se va haciendo cada vez más grande en la vida de estos muchachos y muchachas.
Los adolescentes necesitan adultos que estén allí dispuestos a ofrecerles estas relaciones personales que tanto ansían y que tan elusivas resultan ser. Necesitan personas que estén con ellos y por ellos, personas comprometidas en el tiempo, personas que los adolescentes sepan que pueden contar con ellos que estarán disponibles a lo largo del tiempo ya que esto les brindará seguridad.
Esta generación necesita compromiso hacia ellos, necesita una relación de mentor y dedicación, no necesitan retazos o las sobras de nuestro tiempo. No puede ser que la iglesia les brinde tan sólo lo mismo que les brinda la sociedad, superficialidad, desinterés y discontinuidad.
Las personas que quieran trabajar con los adolescentes deberán estar dispuestas a un compromiso personal hacia ellos y sus vidas. Tendrán que desarrollar un ministerio en el que será necesario adoptar el papel de mentores o padres adoptivos. No es exagerado afirmar que los adolescentes no quieren nuestras actividades, nos quieren a nosotros.
Este tipo de ministerio nos planteará una gran exigencia personal a los que deseemos trabajar con adolescentes. Por una parte tendremos que luchar con la realidad del tiempo, del escaso tiempo disponible para este tipo de ministerio. Estamos hablando de un tipo de trabajo que demandará de los voluntarios una gran cantidad de horas ¿de que otra manera pueden construirse este tipo de relaciones significativas y genuinas? ¿cómo si no podemos pretender tener una influencia sobre las vidas de estos chicos y chicas? Tiempo, sin embargo, es lo que no sobra en nuestra sociedad, no olvidemos que los padres no disponen del mismo para sus hijos. Este se ha convertido en uno de los bienes más valiosos. En una sociedad tremendamente hedonista como la nuestra el tiempo es un bien supremo ya que darlo supone dar vida. Un ministerio entre adolescentes ha de ser por fuerza un ministerio sacrificial y altruista.
Por otra parte se tratará de un ministerio de amor y aceptación incondicional. Esta generación no será ganada por la ideología sino por el amor y la aceptación. Una generación hambrienta de relaciones genuinas no se acercará al evangelio desde el punto de vista ideológico sino vivencial. No será ganada por la fuerza de los argumentos sino por el amor y el interés demostrado por aquellos voluntarios cristianos que trabajen con ellos. Este tipo de ministerio va a ser realmente demandante y exigente con los líderes de jóvenes. Les va a exigir el vivir y encarnar realmente en sus propia experiencia los más genuinos valores evangélicos, de otro modo no tendrán ninguna influencia sobre los adolescentes a los que desean ministrar.
Trabajo con los padres
No podremos tener un ministerio significativo sino ayudamos a los padres en su tarea de intentar transmitir la fe a sus hijos. Nos encontramos ante la realidad de que la adolescencia toma por sorpresa a la mayoría de los padres y que estos no se habían preparado adecuadamente para estos años tan cruciales y difíciles.
Muchos padres se encuentran desorientados y carentes de ideas para saber cómo afrontar esta época tan singular en la vida de sus hijos. El ministerio a los adolescentes ha de buscar ayudar a los padres a entender las características propias de la adolescencia y darles las herramientas y las ayudas necesarias para poder ser de beneficio y estímulo a sus hijos.
Los líderes de adolescentes han de trabajar juntamente con los padres ofreciendo adiestramiento y abriendo oportunidades para poder hablar y dialogar conjuntamente sobre sus hijos. Los canales entre líderes y padres deben mantenerse constantemente abiertos y la comunicación ha de ser la más fluida posible. En muchas ocasiones los líderes deberán dar pautas y pistas a los padres acerca de cómo poder ser de ayuda para sus hijos. En otras ocasiones los padres podrán darnos una información valiosa para saber cómo están los jóvenes y qué problemas están afrontando.
Otro de los aspectos del trabajo con los padres pasa por la preparación de la adolescencia. Hemos de asumir la realidad de que la mejor manera de llevar a cabo un ministerio entre adolescentes es ayudar a los padres de los actuales niños a que preparen la adolescencia de sus hijos.
El gran problema que existe actualmente es que muchos padres no son conscientes de que la adolescencia existe hasta que les explota en sus caras. Pocos padres se dan cuenta de que la mejor manera de tener una adolescencia “tranquila” es prepararla desde la niñez. La niñez es la época en que los padres tienen una mayor influencia sobre sus hijos y cuando se han de desarrollar los hábitos -formación bíblica, desarrollar buenas relaciones, comunicación, etc.- que harán la adolescencia mucho más suave y menos conflicto.
Por todo ello hemos de trabajar con los padres ayudándoles a que desarrollen todos esos hábitos que harán que la adolescencia de sus hijos sea mucho más positiva y que por tanto mejorará el tipo de ministerio que nosotros podamos llevar a cabo. Hemos de desarrollar en nuestras iglesias o en nuestras ciudades (cuando nuestras iglesias no tengan capacidad para hacerlo por sí mismas) un ministerio de preparación para la adolescencia dirigido a los padres. Hemos de asumir la mentalidad que trabajar con los niños y sus padres es invertir en el futuro ministerio con adolescentes.
Extraído de www.rinkondelideres.com