Como trabajar en los medios sin morir en el intento
septiembre 22, 2016Una de las satisfacciones más grandes de toda mi vida es haber servido al lado de mi esposo como pastores de jóvenes. Los retos, los fracasos, los aciertos, desatinos, las alegrías, las muchas lágrimas, lo difícil como lo fácil, lo impredecible, lo imprescindible, los planes fallidos, los excelentes y tantas y tantas memorias que a través de los años hemos adquirido y sobre todo la infinidad de experiencias que han sido invaluables a nuestras vidas nos han ayudado a ayudar a otros, que como nosotros, en momentos se sienten solos, o sienten que no están haciendo las cosas bien, o que ellos tienen al peor grupo de jóvenes que puede exisitr, o no tienen el liderazgo que se necesita, o de plano ni tienen liderazgo, o que sus jóvenes son de otro planeta porque no responden. Pero ¿por qué no mencionar a los que tienen a un grupo que sí funciona? Llenos de Dios, de compromiso, de visión, de servicio, de gente involucrada y que por sobre todas las cosas buscan la santidad de Dios en sus vidas, tienen la mejor disposición cuando se les necesita, oran sin cesar y evangelizan sin descansar hasta ver a toda su generación convertida a Cristo.. digo, si existe un grupo así, por favor presentenmelo porque hasta ahora no conozco a ninguno.
Las quejas son las mismas por lo general: no hay compromiso, no toman las cosas de Dios en serio, no sirven al Señor, son apáticos, no hay fidelidad, y la lista es interminable. Los pobres pastores de jóvenes se arrancan los cabellos pensando qué más hacer, qué inventar para atraer a los jóvenes, como regresar a los que antes venían, qué programa seguir, qué estudio dar, qué alabanzas tocar, si pongo juegos pirotécnicos en los congresos, cómo tratar con los padres y el pastor cuando las cosas que como líder de jóvenes permito, a ellos no les parece (hmm, ese de plano es otro tema…) Y comienza la búsqueda por el programa ideal, la actividad ideal, el evento ideal, los invitados ideales, etc. etc. etc.
Pronto nos damos cuenta que lo que le funciona a alguien en un país no le funciona al otro, que lo que en un grupo de jóvenes se realizó y de ahí hubo un gran avivamiento, quizás para otro sea una piedra de tropiezo. No es tan bueno imitar lo que a otros les funciona pues aunque a veces llega a funcionar, uno, como líder o representante espiritual de un grupo debe ser sensible a la necesidad y al mover de su grupo.
Un pastor de jóvenes frustrado nos contaba que sus jóvenes jamás iban a la oración. Cuando le preguntamos a qué hora era la oración, nos dijo que a la hora que él había aprendido a orar en su grupo de jóvenes, es decir: a las 6.00 a.m. Bueno, quizás existan unos jóvenes tempraneros, pero le sugerimos que cambiara la hora, quizás se le llenaría más si cambiaba un poco esa tradición que él había aprendido. Sin embargo no se pudo. Era más fuerte su tradición que la misma realidad y siguió fijo en su hora pensando que los jóvenes algún día se arrepentirían de su rebeldía y aparecerían todos una mañana a las 6:00 a orar. ¡¡NO LO CREO!! Pero, ¿cuántas veces nos aferramos a lo que nosotros queremos hacer? A las tradiciones, a lo que aprendimos o vimos que funcionó en otro lugar. Y perdemos tanto tiempo en defender nuestra posición porque ¡hay de mí que pueda yo estar equivocado! O peor aún, que uno de MIS jóvenes me enseñe a mí cómo hacer las cosas.
Creo firmemente que el grupo de cada lugar: iglesia, congregación o comunidad es diferente. Y hay cosas que a unos les funcionarán y a otros no. Creo que como líderes y pastores de jóvenes tenemos que buscar a Dios y pedirle que nos muestre la necesidad como grupo. Y sobre todo conocer la identidad personal del grupo. Aunque la meta sea alcanzar a jóvenes para Cristo, quizás las formas a cada uno le funcionen en diferentes maneras. El predicar la Palabra sana en nuestros grupos de jóvenes es un requisito indispensable y probablemente algunos lo hagan con cantos y otros en juegos, pero el fin es el mismo. Durante mucho tiempo nosotros hicimos infinidad de actividades que nos funcionaban de maravilla, pero cuando dejaban de funcionar, era hora de un cambio. Teníamos que ser muy sensibles al mover de Dios y de los mismos jóvenes. Cuando las cosas se hacen por costumbre, entra el desánimo, la falta de motivación y se pierden los objetivos. Y está bien hacer cambios. Los jóvenes mismos pasan por tantos cambios en sus vidas y eso mismo se refleja en la iglesia. Probablemente les guste mucho una cosa y se motiven y vayan y llenen el lugar, pero si ya no funcionó es hora de cambiar.
Ahora que existe más material en nuestro idioma, más recursos, congresos y se hace más conocido y popular el ministerio y liderazgo de jóvenes especialmente en los países latinoamericanos, tenemos que ser asiduos en buscar las mejores opciones para nuestro grupo de jóvenes. Tenemos quizás que adaptar muchas cosas, no tanto adoptarlas. Tenemos que investigar y prepararnos más para enfrentar a nuestros jóvenes que buscan en sus líderes firmeza espiritual y un conocimiento verdadero del mundo en el que ellos viven y que a los líderes a veces se nos olvida. Empaparnos con lo que ellos viven, que nosotros ya pasamos, pero que ellos lo sufren día a día. Tener la palabra acertada para aquellos adolescentes que a veces son niños y a veces adultos. Y esto requiere de preparación, investigación, recursos y sobre todas las cosas la guia del Espíritu Santo de Dios dirigiendo nuestros pasos. El ministerio de jóvenes es vital e importante para la iglesia pues sin los jóvenes perdemos la fuerza (o no dijo Juan: Les escribo a ustedes jóvenes porque son FUERTES y han vencido al maligno…)
Líder de jóvenes, no te desanimes. Dicen que mal de muchos, consuelo de tontos. No quiero decir que TODOS PASAN POR LO MISMO, sin embargo si entendemos los tiempos que estamos viviendo y que los jóvenes a su vez viven, es lógico ver que en muchos lugares las cosas son similares pues la misma vida lo marca así. De manera que no hay un patrón, o una formula, no hay una manera o un molde. Nuestro ejemplo seguirá siendo Jesucristo y El te marcará el paso a seguir, te dirá a qué ritmo caminar y si dice a prisa ADELANTE y si dice LENTO obedece. Dios sin duda te mostrará la identidad de tu grupo y de qué forma ellos mismos impactarán la vida de otros al ver los cambios que El hace en la suya. Ámalos, ora por ellos y échale muchas ganas que hay todavía mucho más qué puedes hacer.