El factor Jeremías
septiembre 22, 2016Escuela para mover montañas
septiembre 22, 2016Es increíble lo hondo que pueden llegar las palabras que decimos. En una ocasión escuché la frase: “¡piedras y palos podrán herirme, pero tus palabras jamás!”. No encuentro una expresión tan alejada de la realidad como esta. Las palabras siguen siendo una poderosa arma la cual puede ser usada para construir o para derribar.
Se hizo una vez un experimento con un hombre, al cual lo pusieron con los pies descalzos dentro un balde de agua con hielo. Justo antes de entrar en estado de hipotermia, se midió el tiempo que este hombre había durado. Días mas tarde, cuando estuvo 100% recuperado, se volvió a hacer el experimento. Esta vez había una persona a su lado, la cual estaba constantemente animándolo y dándole palabras de aliento. “¡Vamos”, adelante, tú puedes, no te rindas!”. Para sorpresa de todos, al finalizar el ejercicio ¡este hombre había doblado el tiempo anterior!
La sociedad moderna entiende esto muy bien, al punto que la publicidad actual le habla al joven de una manera positiva. Es tan simple como escuchar lo que compañías como Coca Cola en los refrescos, Nike y Adidas en el calzado, Pantene en el tratamiento del cabello y aun Johnny Walker con el whisky, están diciendo. ¿Qué pasa dentro de la iglesia? ¿Cuál es la campaña que hacemos para nuestros jóvenes? Los chicos reciben rechazo verbal en secundaria, en casa, entre sus amigos y ¿encima tienen que escucharla en la iglesia?
Nuestra amada pero machista Latinoamérica nos tacha de “poco hombres” si expresamos cosas positivas a los demás y aun mas de “raros” si lo hacemos con otro varón. ¡Tira esa mentira a la basura y bendice a otros! En Efesios 4 Pablo nos habla de la NECESIDAD que tenemos de ser bendecidos por los demás a través de nuestras palabras. Es mas, dice claramente que dejemos de sacar palabras podridas de nuestra boca (aunque no me lo creas, pregúntale a tu pastor) y hablemos algo que edifique. Deja de lado los estereotipos. Aun si no eres de esos “que habla así”, entrénate, esfuérzate, y habla palabras de bendición. No necesitas un cumpleaños o navidad para hablar bien de otros. Pueden ser palabras sencillas que alimenten el espíritu de los demás: “gusto en verte”, “cuídate”, “qué bueno que llegaste”, “qué lastima que te vas”, “qué bueno trabajar contigo”, “qué bien te queda ese corte de cabello”, etc.
Ahora, ¡ten cuidado!: algunas palabras pueden ser malinterpretadas y debes cuidarte de eso. Un amigo dice: “no es solo ser una buena persona, sino aparentar serlo”. ¿En serio? ¿Así de superficial? ¡Pues sí! La Biblia habla de no ser piedra de tropiezo a nadie. Así que la próxima vez que quieras hablar positivamente a alguien, te en cuenta algunas cosas:
1. Si es del sexo opuesto.
2. Si tiene novio o novia.
3. Si tienes algún tipo de atracción por él o ella.
4. Si él o ella tiene algún tipo de atracción por ti.
5. Si es un o una líder.
6. Si es mayor o menor que tú
7.¿… Entendiste la idea? CUÍDATE!!! Que nadie tenga nada malo que decir de ti.
¡¡Entonces, ahora a bendecirnos con nuestras palabras!!