Jesús inmigrante
junio 20, 2017Espiritualidad y excelencia
enero 9, 2018Antes de concluir el año, en las empresas se realizan inventarios y balances para poder conocer en detalle cómo resultó el período que está finalizando, con sus aciertos y desaciertos en todas las áreas. En el día de hoy podemos hacer un inventario de todo lo bueno, de lo malo, de todo aquello que nos faltó hacer y que será lo primero en nuestra lista del próximo año, porque no quisiéramos esta vez dejar nada en el estante de” pendientes”.
“Una vida que no se evalúa, no vale la pena vivirla…”. Así que, comenzaremos por los egresos:
Si queremos empezar con fuerza lo nuevo que tenemos por delante, primero debemos dejar atrás la amargura y la baja autoestima. Hay que despedirlos sin goce de haberes. Si renunciamos al pasado, ¿para qué seguir leyendo el periódico de ayer? Necesitamos voltear la página de lo que nos pasó y también de lo que no nos llegó a pasar. Tenemos que soltar lo viejo para poder abrazar lo nuevo.
En vez de enfocarnos en lo negativo, aprendamos a enfocarnos en lo positivo, en lo que sí logramos y sobre ese fundamento impulsémonos a conquistar todo lo que se nos viene por delante. El libro más sabio del mundo, la Biblia, dice en Lucas 9:62 “Al que se pone a arar el terreno y vuelve la vista atrás, los surcos le salen torcidos”. No dejemos que se nos tuerzan los surcos de nuestra vida. Impidamos el acceso al pasado para que no controle nuestro futuro. Nuestra vida puede ser entendida mirando hacia atrás, pero solo podrá ser vivida mirando hacia adelante; y vivir con pensamientos negativos es como poner nuestro auto en reversa, porque no importa cuánto aceleremos, siempre iremos hacia atrás.
Tengamos a la mano lápiz y papel para anotar todos los ingresos:
Ingresa a un nuevo tiempo de amistad con Dios Si Dios es el primero en tu vida, entonces y solo entonces serás exitoso. Deuteronomio 6:5 “Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales”
Comienza una nueva etapa de victorias. Porque superamos los exámenes de nos tomó la vida y, aunque en algunos casos salimos desaprobados, hemos permanecido. Las cicatrices que tenemos son las marcas de ser sobrevivientes y de que aún seguimos en carrera. Eclesiastés: 9:10 “Todo lo que viniere a la mano para hacer, hazlo con todas tus fuerzas…” Si vamos a comenzar, hagámoslo con ímpetu; que nuestra fuerza de arranque sea comenzar poniéndole entusiasmo a todo lo que se nos viene. Winston Churchill decía: “El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”.
Adquiere nuevas alas para volar. Para emprender sueños más desafiantes y grandes, nuestra visión tiene que ampliarse y apuntar más allá de lo evidente (los problemas). Debemos ver las soluciones que quizás pueden ser invisibles, pero prontas a materializarse. Esperemos lo mejor de cada día y solo así podremos obtenerlo.
Gana fe y esperanza. Esto no significa caminar por lo que se ve ni dejarnos guiar por nuestros sentidos, sino por la fe que viene de arriba, con la seguridad a la que se refiere el Salmo 27:13 NVI “Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivientes.
Nuestro balance será favorable si consideramos por pérdida lo que no nos sirve y nos proyectamos ganando lo que nos ha hecho madurar y ser más fuertes. Recibamos el año nuevo como una gran pelea de box de doce rounds que vamos a luchar con todas nuestras fuerzas, sostenidos por Aquel que prometió acompañarnos en toda circunstancia.