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marzo 18, 2024En esta época del año en la que muchas personas solo piensan en tomarse un descanso, ¿por qué no aprovechar la oportunidad de ayudarlos a pensar en el mensaje poderoso que sale de la cruz? Puedes proponerte usar tanto tu creatividad como tu conocimiento de ellos, para inducirlos a un tiempo en el que puedan detenerse y tener una mirada más atenta y más profunda de lo sucedido en el Calvario. Si lo decides, seguramente encontrarás la forma de hacerlo. Solo quiero sugerirte que trabajes con ellos, de la manera que escojas adecuada para el momento, estos 10 valores que surgen de lo que toda la cristiandad volverá a recordar este fin de semana:
Propósito: En sus últimos días en la tierra, Jesús demostró que tenía súper claro el propósito por el cual había venido al mundo y la misión que tenía que cumplir. Eso lo hizo llegar hasta donde llegó.
Anímalos a pensar en su propósito. Forja en ellos pasión por la búsqueda de sus dones y cuéntales la bendición que significa sentirse llamado por Dios a algo en la vida. Nada los hará más plenos.
Renuncia: La oración de Jesús en Getsemaní nos confirma que él hubiera elegido esquivar el sacrificio que se le venía, pero sin embargo estuvo dispuesto a renunciar a sus deseos e ideas para hacer la voluntad de Dios. Gracias a eso hoy tenemos ¡muchas cosas para festejar!
Cómo les cuesta a los adolescentes renunciar a lo que quieren. Enséñales con tu experiencia que no siempre los caprichos de nuestro corazón nos llevarán a buen puerto. No existe nada más seguro en la vida para ser felices, que aceptar la voluntad de Dios. Y si eso en algún momento nos demanda alguna renuncia, valdrá totalmente la pena.
Valor: La increíble magnitud de los sufrimientos físicos, emocionales y espirituales que tuvo que sufrir Jesús durante su tortura y ejecución, nos hablan claramente del valor con el que encaró su peor momento. Es mentira que por ser Dios no sufrió tanto. Él también era 100% humano.
La adolescencia es quizás la etapa de la vida en la que más cambios y situaciones nuevas hay que enfrentar. Incentívalos a tener coraje y valentía a pesar de los miedos lógicos que puedan sentir. Si ponen su confianza en Dios, Él multiplicará sus fuerzas aun en esta época de aislamiento y encierro.
Amor: Pensar en la historia de la cruz es pensar en la mayor historia de amor jamás contada. No hay otra explicación. Nadie haría algo así a menos que tuviera un amor desbordante por aquellos a quienes quería salvar.
Instemos a nuestros adolescentes a amar sinceramente, sin condiciones y de forma sacrificial. Que comprendan que el amor no solo se siente sino que inevitablemente se traduce en hechos. Que en estos días plasmen en sus actos el amor que sienten por las personas que los rodean.
Perdón: La dimensión del perdón que Jesús ofreció en la cruz, aun por los mismos enemigos que estaban descargando su odio contra él, nos deja asombrados. Su frase célebre: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” nos deja sencillamente sin palabras.
Enseñemos a las nuevas generaciones que perdonar es liberador, y nos abre nuevas y hermosas posibilidades. Ellos deben comprender desde esta edad que la justicia y la venganza le corresponden a Dios, y que abrazar el rencor los hará infelices, amargados y esclavos de su pasado.
Gracia: Lo que Jesús logró en la cruz tuvo un precio sideralmente alto y Él ya lo pagó todo. Le costó muchísimo pero ahora nos lo ofrece como un verdadero regalo. Eso es gracia: recibir algo que no merecíamos.
Fomenta en tus adolescentes la generosidad y el actuar desinteresadamente. Que acepten y entiendan la gracia de Dios como todo un estilo de vida, y que esa filosofía impregne todo lo que hagan y encaren en la vida, como así también sus relaciones interpersonales.
Humildad: Jesús tuvo que agachar la cabeza y cerrar su boca, quedando como un derrotado para toda esa generación. La gente se fue a su casa ese viernes convencidos de que no tuvo poder para liberarse y de que alguna razón habrá habido para que lo condenen y lo maten.
Que los adolescentes que discípulas sepan que no se trata de vivir demostrando quiénes son y lo que son capaces de hacer. Que no siempre necesariamente hay que “salir ganando” y que hay una máxima bíblica dicha por Dios que sigue tan vigente como siempre: El que se exalta a sí mismo será humillado y el que se humilla será enaltecido.
Servicio: Toda la vida del Señor Jesús fue un verdadero canto al servicio, y el final de su caminar en la tierra lo terminó rubricando. Su mayor servicio fue realizado en esa cruz donde voluntariamente se desangró para salvarnos a todos los que queramos aceptar su perdón.
Motiva a que tu grupo de adolescentes a que sean personas que se caractericen por su espíritu de servicio a los demás. Un buen y concreto comienzo puede darse en estos días en los que no se puede salir de casa. Que en contra de la inercia egoísta de la edad, puedan ser serviciales con sus familiares más cercanos. Así van a comprobar otra ley divina que establece que siempre es mucho mejor dar que recibir.
Inclusión: La muerte de Jesús fue para todos. El perdón y la gracia que él ofrece no hacen distinción de género, edades, raza, nacionalidad, posición social o económica, nivel intelectual o ideología política. Sus brazos abiertos en la cruz de alguna manera nos grafican que la salvación es para todo aquel que en él quiera creer.
En la actualidad la inclusión es una palabra que divide más de lo que une, ya que cada uno pretende usarla para defender su postura y su conveniencia. Inspira a tus adolescentes a que amen indiscriminadamente como lo hace Jesús. Y desafíalos a que en esta Semana Santa, hagan llegar el mensaje de salvación de alguna manera, a personas que suelen ser segregadas y discriminadas por los demás.
Poder: La historia de Semana Santa no termina en la cruz, termina con una tumba vacía con la piedra removida. Jesús murió pero también resucitó y está más vivo que nunca, reinando y en control de todas las cosas.
Muchas veces tus adolescentes se sentirán impotentes y sin fuerzas aun para ser fieles a Dios y a sus mandamientos. Muéstrales lo que dice Romanos 8:11. El mismo Espíritu que logró ese milagro la mañana del domingo glorioso de resurrección, es el que vive en quienes somos hijos suyos. Recuérdales que no hay límites para el poder divino que llevamos dentro, y cada vez que nuestra debilidad se hace presente, vuelven a sonar las palabras de Pablo en 2 Corintios 12:10… “Porque cuando soy débil, soy fuerte”
Qué nosotros como líderes seamos los primeros en fortalecernos con el poder de Dios en días tan especiales como estos. Que Dios nos use para animar, sostener y guiar a las ovejas que puso a nuestro cargo, y que nuestro ejemplo sea toda una inspiración para que muchas personas se acerquen a Dios y lo puedan conocer en esta fecha de recordación.
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