Trascendencia multigeneracional
noviembre 6, 2023Dar gracias. Un acto de justicia y una garantía de salud
noviembre 23, 2023El Día de Acción de Gracias vuelve a estar a la vuelta de la esquina. Esta época del año es especialmente adecuada para los cristianos, ya que nos brinda la oportunidad de agradecerle a Dios por habernos bendecido de muchas maneras a través de Cristo. Sin embargo, me temo que también pasamos rápidamente por alto o incluso hasta ignoramos el propósito original de esta fecha que es, por supuesto, dar gracias.
En los últimos años aprendí algunas cosas acerca de la gratitud que me han cambiado la vida.
Cuando hablamos de gratitud creo que hay dos tipos de personas en el mundo. Están los que se quejan y están los que son agradecidos. Es interesante notar que, casi universalmente, la persona que se queja es mucho menos feliz que la persona agradecida. Si dibujáramos una línea recta en una hoja de papel y en un extremo escribiéramos “quejoso” y en el otro escribiéramos “agradecido”, ¿de qué extremo estarías más cerca en general? Hay una abrumadora posibilidad de que puedas medir tu grado de felicidad de acuerdo a dónde te ubicas en este gráfico.
Al estudiar la gratitud he aprendido una idea muy útil: el agradecimiento es la clave que desbloquea tus emociones depresivas. No puedes estar agradecido y deprimido al mismo tiempo. Son emociones opuestas. Puedes estar triste, herido o enojado y aún ser agradecido; pero no puedes estar deprimido y aún estar agradecido. El apóstol Pablo dijo “den gracias en toda circunstancia, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18). Pero para muchos de nosotros cultivar la actitud de agradecimiento no es fácil. A través de los años hemos aprendido a quejarnos en la mayoría de las circunstancias.
Mi reacción inicial al versículo fue tal vez similar a la tuya. El agradecimiento está bien cuando las cosas van bien, pero ¿cómo puede ser que Dios quiera que yo esté agradecido cuando mis padres se divorcian, cuando tengo problemas de relación, cuando mi hijo está enfermo y cuando veo todo lo malo que ocurre en el mundo? ¿Este versículo me dice que debería alegrarme y estar agradecido por los problemas familiares, el hambre u otras tragedias en la vida? ¡No! Si observas bien, verás que Pablo no te dice que estés agradecido por estas cosas; más bien dice que debemos estar agradecidos en todas nuestras circunstancias. Hay una gran diferencia entre estar agradecido por cada situación en la vida y ser agradecido en esas situaciones. Nos desafía a encontrar motivos para estar agradecidos incluso en la peor de las luchas.
El agradecimiento es un atributo que trasciende tus circunstancias ya que no importa cuáles sean estas, creo que siempre hay razones para estar agradecido. Tus circunstancias quizás no cambien pero tu actitud hacia ellas sí puede cambiar y eso marcará la diferencia. Hay un proverbio moderno que dice: “Me quejé porque no tenía zapatos hasta que conocí a un hombre que no tenía pies”. Debemos enfrentar el hecho de que algunas de nuestras experiencias pueden no ser las mejores pero siempre podemos estar agradecidos por lo que tenemos.
Me encanta la historia de una anciana ciega que estaba siendo trasladada a un hogar de ancianos. Cuando llegó la llevaron a su habitación. Entró y le dijo a su asistente con entusiasmo: “¡Me encanta!”. El asistente preguntó a la mujer: “¿Cómo puedes decir que te encanta si no puedes ver cómo es?” La mujer dijo: “Ver la habitación no tiene nada que ver con eso. La felicidad es mi elección. He decidido amar mi habitación. Cada mañana, tengo la opción de enfocarme en lo que no me gusta de mi vida o enfocarme en lo que me gusta de ella. Estoy eligiendo ahora amar la nueva habitación donde voy a vivir”.
Los cristianos tenemos una razón especial para adoptar la actitud de gratitud porque sabemos que, pase lo que pase, nuestra vida está en las manos de Dios. Fue Jesús quien dijo, en efecto: “Así que no te preocupes por el mañana”. Dios también se ocupará de tu mañana”. (Ver Mateo 6:34). Dicen que toma tres semanas formar un hábito y otras tres semanas para consolidar ese hábito. En mi lucha por desarrollar el hábito de la gratitud, probé un experimento que llamé “Terapia de agradecimiento”.
La “Terapia de agradecimiento” consiste simplemente en centrarse en las muchas cosas en mi vida por las que puedo estar agradecido. Cuando probé esto por primera vez, saqué un cuaderno y escribí en la parte superior: “Veinte razones por las que estoy agradecido”. Las primeras fueron fáciles; pero en mi deprimido estado emocional, realmente luché por escribir veinte razones por las cuales estaba agradecido. Esta terapia es un acto de la voluntad; es la decisión de concentrarse en lo bueno y no en lo malo.
No importa cuáles sean tus circunstancias, puedes encontrar razones para estar agradecido. ¿Por qué no tomarte unos minutos, tomar un cuaderno y un bolígrafo, y hacer tu propia lista de cosas por las que puedes estar agradecido? Recientemente hablé con un grupo de personas acerca de lo que había estado aprendiendo con respecto al agradecimiento, y los desafié a hacer una lista. Aquí hay algunas cosas por las cuales estaban agradecidos: Jesucristo, el perdón y la nueva vida, el amor de los padres, los anteojos (“si no los usara no podría ver”), la lluvia (“trae verde y frescura a nuestra tierra”), la salud, el automóvil (“¡sería le ir a trabajar caminando!”).
Cuando te enfocas en las cosas positivas de tu vida y das gracias por ellas, la carga parece más ligera. Haz de la gratitud un verdadero hábito en tu vida y mira todas las cosas buenas que comenzarán a suceder.