Liderazgo a control remoto
septiembre 22, 2016La hora de los líderes vulnerables
septiembre 30, 2016La consejería es sin duda una de las disciplinas pastorales más nobles que existen. Esta busca escuchar para ayudar; enterarse para dar respuesta y saber para poner en perspectiva las cosas que nuestros aconsejados experimentan.
El consejero tiene tanta información que entonces se vuelve más efectivo. Aborda con mayor exactitud las situaciones y puede encontrar de una mejor manera las respuestas que Dios quiere darle a cada persona.
Ser consejero brinda una gran satisfacción; no solo por poder ayudar, sino por la gran confianza que las personas han puesto sobre nosotros.
¡Cuidado amados pastores y líderes! sabemos mucho, quizás demasiado. Toda esa información está constantemente deseando salir y ser compartida otros. No solo tenemos más que una satisfacción, sino una ENORME responsabilidad. Uno de los desaciertos que sufrimos en la consejería, no importa en quÉ parte del mundo UNO esté, es la falta de disciplina para guardar en nuestro corazón tantas cosas que hemos escuchado.
El chisme está presente y al acecho siempre que escuchamos cosas que una persona decide compartir con nosotros. El chisme rara vez viene con su traje de mala intención. Probablemente el chisme que veamos más a menudo se dé en medio de una conversación casual, donde simplemente compartimos cosas que, en honor a la verdad, no nos incumben, y no deberían inetersarle tampoco al receptor de la misma.
La Biblia nos recuerda que “En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto” (Proverbios 18.21 NVI)
Posiblemente escuchaste este versículo en un contexto de iglesia, pero en la consejería es una verdad absoluta y recurrente. Lo que hagas con la información que alguien confió en ti, será una carga en tus hombros, la que deberás decidir si quieres o no llevar. Tendrás la capacidad de dar vida con tu lengua o aun de quitarla.
¿Sabes cuántas personas están hoy fuera de la iglesia, porque un día se des-enamoraron de ella, cuando alguien les falló y comenzó un rumor? Yo tampoco lo sé, pero escucho demasiados casos cuando el consejero ha fallado y ha hablado imprudentemente más de lo que debía. Y la Biblia dice que “quienes aman la lengua” comerán de ese fruto, para bien o para mal.
Los consejeros no podemos darnos el derecho a compartir lo que hemos escuchado. Lo que nosotros llamamos confidencialidad, en otros círculos se le llama secreto profesional y es tan serio que puedes ir a la cárcel si dices cosas que no debiste decir. Así de serio se toma en otros círculos, ¿por qué no entre nosotros?
Y si llegaste hasta aquí en la lectura, permíteme decirte esto con mucho amor: “No importa la intención que tengas. Si diste información a otra persona que no tenía por qué tenerla, acabas de chismear” Y créeme que tu reputación acaba de sufrir por eso. Cuídate, cuida a tus aconsejados y cuida el nombre de Jesús. Quienes hemos confiado nuestra vida a Él en arrepentimiento y fe, debemos caracterizarnos por ser confiables, prudentes y definitivamente no chismosos.
Te dejo algunas preguntas sencillas que te pueden hacer reflexionar un poco. No seas más una víctima de la distracción y la falta de propósito. Cuida lo que dices. Piensa antes de hablar. Sé intencional en convertirte en una persona que habla palabras que dan vida.
¿Cómo me doy cuenta de qué debo y qué no debo contar?
– ¿Me lo contaron en confidencialidad? ¿La persona que te contó sus cosas lo hizo en medio de otras tantas que podían escuchar o te llevó aparte y de lo dijo SOLO a ti?
– ¿Me dieron permiso? ¿La persona que te contó sus cosas te dijo expresamente que estaba bien decirlo a otros?
– ¿Querrá que otros lo sepan? La persona que te contó sus cosas estaría complacida en que alguien más que ni siquiera le conoce sepa sus secretos? Recuerda que esta persona confió en ti. Honra ese privilegio.
Que Dios te dé una fuerte dosis de autocontrol con el cual puedas alabarlo a Él, respetar a otros y edificar tu vida!