Yo, acá, presente
septiembre 22, 2016La hora de los líderes vulnerables
septiembre 30, 2016Entonces llegaron unos hombres que llevaban en una camilla a un paralítico. Procuraron entrar para ponerlo delante de Jesús, pero no pudieron a causa de la multitud. Así que subieron a la azotea y, separando las tejas, lo bajaron en la camilla hasta ponerlo en medio de la gente, frente a Jesús. Al ver la fe de ellos, Jesús dijo: —Amigo, tus pecados quedan perdonados.
Los fariseos y los maestros de la ley comenzaron a pensar: “¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?”. Pero Jesús supo lo que estaban pensando y les dijo: —¿Por qué razonan así? ¿Qué es más fácil decir: “Tus pecados quedan perdonados”, o “Levántate y anda?”. Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Al instante se levantó a la vista de todos, tomó la camilla en que había estado acostado, y se fue a su casa alabando a Dios. Todos quedaron asombrados y ellos también alababan a Dios. Estaban llenos de temor y decían: “Hoy hemos visto maravillas”.
Lucas 5:18-26 NVI
Se enteraron que Jesús estaba en la ciudad. “Este es el día que nuestro amigo ha estado esperando, ¡hoy se va a encontrar con Jesús!”- dijeron.
Los amigos lo prepararon, se esforzaron, lo cargaron y procuraron encontrar la manera de poner a su amigo frente a Jesús, pero no encontraron la forma de hacerlo.
“Hay mucha gente. Estamos cansados de haberte cargado hasta aquí. Qué pena que no hay lugar. Vas a tener que seguir como estás”, podría haber sido parte de la conversación que tuvieron los amigos al llegar al lugar y darse cuenta de que la casa donde estaba Jesús se encontraba rebalsada de gente.
Pero la historia de ciudades, iglesias, familias y personas la cambian aquellos que no aceptan un no como respuesta.
Queremos una iglesia llena de este tipo de líderes.
A veces pareciera que no hay manera, pero estos amigos no estaban dispuestos a dejarlo como estaba. Decidieron que intentarían hasta el final. Hasta que encontraron la manera: lo cargarían por el techo.
Nuestra meta como líderes cristianos no es cambiar la manera de pensar de los chicos de nuestro grupo, forzarlos a creer, juzgarlos, convertirlos, convencerlos, sino simplemente hacer todo lo que está a nuestro alcance para traerlos delante de Jesús.
Cuando finalmente el paralítico estuvo frente a Jesús, Él se asombró por la fe de ellos.
Tu fe y tu confianza en lo que Jesús es capaz de hacer, puede ser el factor determinante del cambio en el destino de tu familia y amigos.
Cuando estuvo frente a él, Jesús no solo le dio lo que quería, su sanidad. También le dio lo que necesitaba, el perdón de sus pecados y la salvación.
¿Qué estás haciendo por aquellos a quienes lideras? ¿Sientes que te estás brindando por completo? ¡Hagamos lo que tengamos que hacer para traerlos frente a Jesús y veremos maravillas![/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]