¿Y si no asiste ningún adolescente a la reunión?
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septiembre 10, 2018Al igual que en una montaña rusa, los padres de adolescentes deben ajustarse los cinturones de seguridad y aferrarse para “salvar su vida”. Al mismo tiempo, con una comprensión adecuada acerca de cómo se desarrolla la fe en la vida de tu hijo adolescente, estarás mejor preparado para el viaje, y nunca se sabe, puede que incluso te encuentres disfrutando en el trayecto.
Desarrollo de la fe y adolescentes
Durante la adolescencia, a medida que los niños van dejando una forma de pensar más infantil y concreta hacia patrones abstractos de pensamiento similares a los de los adultos, no es raro que tengan problemas con su fe. Eso es lo que sucedió con TJ. Un día les dijo a sus padres que ya no quería ir a la iglesia. Dijo que no creía en Dios como solía hacerlo, además, que pensaba que la iglesia era aburrida e irrelevante. Su madre y su padre no sabían qué hacer: ¿deberían obligarlo a ir a la iglesia? ¿Deberían intentar confrontarlo con su nuevo escepticismo?
Pregunté si podría encontrarme con TJ. Estaba claro que estaba un poco desmotivado con respecto a la vida (no es inusual para un adolescente), pero él respetaba a sus padres y no era antagónico. En general, parecía un buen chico. Busqué problemas más profundos, como comportamientos inmorales, relaciones rotas con los padres, abuso o cualquier otra cosa que pudiera ser la causa de sus sentimientos negativos sobre su fe. Simplemente no había nada de eso. Lo principal que expresó fue no entender cómo un Dios amoroso permitiría cosas como la muerte, la guerra, la pobreza y el abuso en el mundo. Mi respuesta pareció sorprenderlo.
– Creo que tu cuestionamiento es saludable
– ¿De verdad?
– Sí. Estás haciendo buenas preguntas para alguien de tu edad, le dije. He tenido muchas de esas mismas preguntas, y algunas veces vuelven a mi mente
– Mis padres piensan que algo anda mal conmigo
Respondí: – Lo único malo sería si dejas de buscar las respuestas correctas a estas preguntas realmente importantes.
Luego agregué:
– Me pregunto si tu percepción de la irrelevancia de la iglesia se trata más de tu actitud que de la iglesia, porque conozco a muchas personas a las que realmente les gusta tu iglesia. Sonrió, pero no dijo nada.
Luego le ofrecí a TJ un desafío de cincuenta días. “¿Qué tal si inviertes cinco minutos al día durante los próximos cincuenta días en tu búsqueda espiritual, y luego te reúnes conmigo cada dos semanas para hablar?” Le entregué mi devocional, Adicto a Dios, y él aceptó mi desafío. Cuando nos encontramos, él había vuelto a la iglesia e incluso había tenido un diálogo con sus padres sobre la fe. Hoy, TJ es un adulto con una fe muy fuerte y llena de energía.
Como padres, debemos recordar que el hecho de que los adolescentes parezcan aburridos con su fe no significa que odien a Dios. En realidad, TJ estaba pasando por un proceso saludable de desconocer la fe de sus padres para desarrollar una fe más fuerte por sí mismo. Las preguntas y convicciones fueron parte de crecer espiritualmente. De hecho, probablemente sería aconsejable que las iglesias les enseñen a los padres más sobre el desarrollo de la fe y la formación espiritual.
Déjame explicarlo mejor. James Fowler, un pionero en el campo del desarrollo de la fe, identificó seis etapas de la fe.
En la etapa uno, los niños simplemente asumen la fe de sus padres. Es una fe sencilla, y principalmente imitan las actitudes de sus padres e incluso sus oraciones.
En la etapa dos, los niños comienzan a conectar la fe con la comunidad de la iglesia y la familia extendida, pero todavía está cerca del sistema de creencias de sus padres.
En la etapa tres, su fe no es tan personalizada como pensamos, pero están asumiendo la fe de su iglesia o denominación.
La cuarta etapa es lo que Fowler llama la “etapa individual”. Esto significa que su fe ahora es suya. A veces incluso se mueven un poco fuera del estilo de fe de quienes están más cerca de ellos. En esta etapa, la fe suele ser un poco simplista y, sin embargo, un compromiso serio.
La etapa cinco es cuando los adolescentes comienzan a abrazar algunas de las paradojas de su fe. No se hacen añicos por la oración sin respuesta o el aparente sufrimiento en el mundo que parece estar siempre presente. Su nivel de fe es realmente saludable, pero un poco más complicado.
La última etapa, la etapa seis, involucra un estado de fe más complejo que a menudo no se solidifica hasta la edad adulta. En esta etapa, las personas desarrollan su sentido de misión y vocación en la vida.
Mi esperanza es que al estar consciente de las etapas normales de fe en la formación espiritual de un adolescente, puedas relajarte un poco cuando expresen dudas y preguntas. Este no es el momento para que los padres prediquen o condenen, sino que es un momento que brinda oportunidades para explorar juntos los temas en cuestión, para continuar estableciendo un ejemplo sólido de fe auténtica, para ayudar a los adolescentes a conectar su fe con la aventura de la vida cotidiana, y para aprovechar los momentos de enseñanza en el camino. Volvamos a poner el foco en los aspectos que realmente importan en este proceso de traspasar exitosamente nuestra fe para energizar la fe de sus adolescentes.