Mi vida en construcción
septiembre 22, 2016Un nuevo BRINCO en este nuevo año
septiembre 22, 2016Basado en Hechos 13: 4-14 y 15: 36-41
La gran aventura
Todas las maletas estaban listas y toda la iglesia se congregó para despedir a estos héroes de la fe. La misión estaba repleta de incertidumbre e imprevistos. Estos valerosos hombres eran a todo terreno y sus nombres habían sido seleccionados por el mismo Espíritu Santo. Me refiero a Bernabé y Saulo. Pero el detalle no menos impresionante era que llevaban consigo a un ayudante, un joven excepcional, digno de admiración y confianza, cuyo nombre era Juan Marcos.
Ese día nuestros tres personajes bajaron por el valle de Orontes, llegando al puerto de Seleucia a unos 25 kilómetros de Antioquia de Siria (donde estaba la iglesia) y zarparon entre el gozo de los pañuelos blancos batiéndose en el aire y las lágrimas de emoción.
El muchacho
Recordemos que Juan Marcos era primo de Bernabé (Col. 4:10) e hijo de María, una señora adinerada muy querida en la iglesia de Jerusalén (Hch. 12:12). No cabe duda que este chico era envidiado por todos los jóvenes y también debió ser un buen proyecto de yerno para cualquier suegra de la iglesia. Cumplía con todos los requisitos. Es más: posiblemente sus aptitudes hicieron que él fuera el elegido en el casting de entre muchos aspirantes para ser el “protagonista de Antioquia” en este reality midionero.
La primera Victoria
Los problemas no tardaron en venir, porque al llegar a Pafos, que queda al extremo occidental de la isla de Chipre, se encontraron con un mago y falso profeta judío llamado Bar-Jesús. Este tipo era un charlatán de primera. El enfrentamiento se llevó a cabo en presencia del gobernador Sergio Paulo, pues Bar-Jesús no aceptaba la “competencia”, fue algo así como un “celebrety death match”, ya que se las vio con el mismísimo Pablo.
En el primer round, el apóstol lleno del Espíritu Santo, le propició un “puñetazo espiritual” que dejó al agorero como Mister Magoo: ¡completamente ciego! Así que el combate trajo como resultado que el gobernador y mucha gente creyera en el evangelio. ¡Wow! Sin duda que Juan Marcos estaba en el equipo ganador, discipulando a los recién convertidos.
La traición
Hasta ahora las cosas iban bien, pero bastó que Pablo decidiera ir mas al norte, con miras al Asia menor y los problemas se agudizaron, pues llegando a Perge de Panfilia, sin que Lucas (el escritor de Hechos) nos explique con detalles, nuestro joven misionero, ejemplo para los adolescentes, paradigma de la pubertad santificada, icono de los quinceañeros, se desinflara abandonando a Pablo y Bernabé, volviendo a su hogar en Jerusalén.
Hasta aquí, algún hermano adulto podría decir.
– No, si yo me lo imaginaba, este Marcos era de los carnales. ¡Pura imagen no más!
Especulaciones
Hay muchas teorías que han aparecido tratando de explicar la deserción de Marcos. Ahora les presento las cuatro opciones más respetadas, para que busquemos qué motivó realmente a nuestro amigo a desertar:
Opción 1: Algunos sostienen que Marcos volvió a Jerusalén, porque al zarpar de Seleucia, Bernabé era quien llevaba la batuta, situación que aparentemente cambió, pues a partir de Hch. 13:13, Pablo aparece como el líder de la expedición misionera y eso habría disgustado a Marcos quién era primo de Bernabé.
Opción 2: Otros sostienen que Marcos sólo esperaba que la misión se estableciera en Chipre, pero al ver la inquietud de Pablo de querer internarse en la inhóspita región de Panfilia, prefirió volver al sitio seguro de su casita, ya que de Perge (ciudad de la región de Panfilia) hasta Antioquia de Psidia que era el camino trazado por el apóstol, existen escarpadas rutas y puentes estrechos infectados de ladrones, delincuentes, piratas, cartereros, lanzas, pungas, asesinos a sueldo, bandoleros y profesores de matemáticas, entre otros.
Opción 3: Otra hipótesis muy aceptada, es que Pablo deseaba ir hasta Europa desde Perge, pero enfermó de una especie de malaria y sólo pudo llegar hasta Antioquia de Psidia, que era considerada como zona de Galacia. Esto confirmaría el dato dado por el apóstol a los Gálatas, donde él les recuerda que por una enfermedad, llegó donde ellos para predicarles el evangelio (Gal. 4: 13) Esta enfermedad pudo haber asustado a Marcos que no quiso caer en cama por ningún virus extraño y se fue.
Opción 4: Existe otra especulación más nueva y muy interesante que señala la deserción de Marcos fue producto de un desacuerdo entre él y Pablo, ya que el apóstol estaba dispuesto a compartir mayoritariamente con los no judíos, cosa que aceptaba en cierta medida Marcos, pero no de una manera tan abierta como la de Pablo.
La decepción
Sea cual sea la situación, debió haber sido muy desagradable para todos. Me imagino a Pablo despertando en la mañana y con ganas de comer unos huevitos revueltos, que eran la especialidad del joven y de pronto se da cuenta que no hay nada servido en la mesa, se dirige a la pieza de Marcos y ni siquiera se oye esa música hip-hop que él acostumbraba escuchar en la mañana. Entra a la habitación y encuentra a Bernabé leyendo una carta y con mucha tristeza este le comunica a Pablo que Juan Marcos ha vuelto a su hogar. ¡Plop!
La gran discusión
Dos años después, encontramos a Pablo con Bernabé a punto de comenzar su segundo viaje misionero, ya que el primero a pesar de todos los baches, fue un éxito.
Esta vez Pablo se tomará la molestia de elegir personalmente quién sería su ayudante, así que elige a Silas. Llega el día del viaje y Bernabé también lleva a un ayudante, nada más y nada menos que al propio Marcos. Me imagino la cara de Pablo, apretando los labios y contando hasta diez.
Toma a Bernabé para decirle que no había ni una posibilidad de que el muchacho les acompañara de nuevo, pues en la mente del apóstol aún estaba fresca la escena de la deserción.
Lucas nuevamente no nos da muchos detalles de ese “cara a cara” que tuvieron los dos amigos y creo que Lucas es muy respetuoso, pues al investigar la posible discusión más a fondo, pienso que los trapitos sucios nos provocarían un poco de vergüenza ajena.
El “cara a cara”
El texto nos dice que esta discusión se produjo en Antioquia (Hch. 15: 37-39), también nos dice que anteriormente habían tenido el concilio en Jerusalén donde se trató la problemática de los gentiles convertidos y el hecho de que a estos se les aceptara sin obligaciones de guardar los aspectos cúlticos de la ley judía.
Si tomamos el texto de Gálatas 2:13 donde el apóstol relata un inconveniente que tuvo con Pedro y Bernabé en Antioquia después del concilio, podría especular que esta discusión descrita en Hechos es idéntica a la relatada en Gálatas y fue por motivos más graves que el de llevar a Marcos o no.
En Gálatas se señala que Bernabé había sido arrastrado por los judaizantes a tomar cierta distancia de los gentiles y posiblemente Marcos fue el primero en tomar esta aptitud en Perge, teniendo desacuerdos con Pablo, ya que este deseaba internarse en el mundo no judío.
Quizás Marcos y Bernabé creían que los gentiles si estaban dentro del plan redentor de Dios, pero no en igualdad con los judíos cristianos. Esto justificaría la reacción drástica de Pablo hacia Marcos y Benabé, pues si había algo que le disgustaba demasiado al apóstol era que un judío discriminara a un gentil convertido.
¿Que pasó con Marcos?
La parte más hermosa de la historia está por venir, pues la vida de Marcos tomó un rumbo inesperado. Sea cual sea la verdadera motivación de Pablo de no aceptar a Marcos en el segundo viaje, debió sonar muy doloroso para este muchacho. No creo que Bernabé se fue con su joven primo con una sonrisa de par en par, es más, como joven que soy, presiento que por la mente de Marcos pasaba un vendaval de imágenes, quizás la frustración y la culpa comenzaron a calar en su inmaduro corazón y su rostro lleno de vitalidad y sueños ya no era el mismo.
En algún momento del viaje, Marcos debió haber recapacitado de su error y quizás se sintió como un traidor por haber abandonado a sus amigos y aunque Bernabé estuvo a su lado para consolarle (¡qué casualidad que el nombre Bernabé signifique “hijo de consolación”!) Este joven sólo habrá visto las palabras de Bernabé como un código de lealtad familiar.
La historia señala que en algún momento Pedro tomó a Marcos como su ayudante, incluso la primera carta de Pedro 5:13, nos da alusión a Marcos como hijo espiritual del apóstol.
¿Pero como habrá sido aquel momento donde Pedro se encontró con Marcos y le propuso ser su ayudante?
Aquí es donde les pido un poco de imaginación, pues aunque en ningún relato aparece lo que les contaré, pienso que no podría descartarse del todo un encuentro parecido a este.
Aún tienes otra oportunidad
Ya nada era igual para Marcos. En su rostro se dejaba ver la triste sombra de la culpa. Ni Bernabé pudo consolarle, pues sus palabras no podían convencerle de que el Señor aún tenía una oportunidad para él. Marcos repetía una y otra vez que era un traidor y cobarde, que no era digno de ser un discípulo del Señor.
Días mas tarde, Pedro andaba cerca de la localidad y este no tardó en visitar a su gran amigo Bernabé.
Había tantas cosas que compartir, que la cena se hizo tan corta, entonces Pedro le dice a Bernabé:
Pedro: -Tengo entendido que andas con tu primo, aquel muchacho hijo de María.
Bernabé: -Tú te refieres a Marcos. Él está conmigo, ahora justo está en su pieza.
Pedro: -¿Está enfermo?
Bernabé: – Sí, pero del corazón. El pobre muchacho no ha podido superarse desde la vez que nos abandonó en Perge. Se siente culpable y varias veces a dicho que es un traidor, por haber negado al Señor con lo que hizo.
El apóstol no tardó en ir donde estaba el joven, entró a su pieza y le pregunta si puede conversar un momento con él. Bastaron solamente unos minutos para que el muchacho llorara.
Marcos: -Si yo fuera como tú Pedro, no habría hecho lo que hice. ¡Yo negué al Señor, lo traicioné!
Era un joven modelo y ahora, después de mi error, después de haber dañado y decepcionado a tantas personas, no puedo seguir cargando esta culpa. ¿Todavía me amará el Señor?
Pedro: ( Abraza fuertemente a Marcos y llora con él sintiendo su dolor)
– Hijo mío, si hay alguien en este mundo que sabe perfectamente lo que tú sientes, ese soy yo. Yo conozco la palabra negación más bien de lo que tú crees. Tú sabes que la noche que llevaron al Señor Jesús al patio del sumo sacerdote, le había hecho una promesa de dar mi vida por él. Pero llegó un momento donde por temor a que me mataran, le negué. Fue la hora más terrible de mi vida, pues a unos metros de distancia estaba él y en su rostro aún, a pesar de mi cobarde respuesta, seguía teniendo una expresión de amor. Después de haber resucitado, le vimos junto a la ribera del mar, mientras estábamos pescando. Fue ahí donde me miró con esa misma expresión de aquella noche y me preguntó tres veces si le amaba, ¡las mismas tres veces que le traicioné! Yo estaba tan apesadumbrado que no tenía el coraje de decirle que sí. Él, en cambio, me dijo que pastoreara su rebaño. Fue en aquel instante donde supe que su amor es tan grande, que es capaz de perdonar a gente como yo y darles una nueva oportunidad. ¡Y cómo no lo hará contigo! Te veo e imagino lo que el Señor vio aquella noche en mi propio rostro atemorizado. Marcos, no temas, el Señor ya te ha perdonado. Es más, quiero que desde ahora viajes conmigo. He estado pensando en un proyecto muy especial, yo estoy un poco viejo y necesito dejar un legado escrito de las cosas que vivimos con el Señor y tú eres la persona idónea para esta gran labor.
El día después de mañana
¡Que increíble historia! ¿Pero qué habrá pasado en la relación de Pablo y Marcos? Felizmente la relación entre estos dos amigos se restauró. Marcos fue nombrado en varias cartas de Pablo como su colaborador (Col. 4: 10, Filemón 24) Pero hay una cita que me parece muy hermosa, cuando el apóstol, estando solo y abandonado en la cárcel por algunos colaboradores escribe a Timoteo y le pide que valla a visitarlo, pero que también tome a Marcos, pues le era “útil para el ministerio” (2Tim. 4: 11). ¡Qué increíble, el joven que había abandonado a Pablo, ahora es un fiel amigo!
Llega el año 64 después de Cristo y muere Pedro bajo el imperio de Nerón y la Iglesia ya no contaba con sus narraciones acerca de la vida y obra de Jesús, pero gracias a Dios tenían el registro escrito de su evangelio, que había sido redactado por su “secretario”, cuya obra se transformaría en el primer evangelio escrito en circular por las comunidades primitivas y dicho evangelio está en segundo orden en nuestras Biblias: el “Evangelio de Marcos”.
Después los historiadores de la Iglesia nos cuentan que las misiones se expandieron también al sur de Jerusalén, a las tierras lejanas de Alejandría y en los anales de sus inicios se cuenta que el primer obispo de aquella generación era un siervo poderoso de Dios llamado Marcos.
¡Sigue adelante!
No cabe duda que el Señor aún tenía planes para aquel muchachito que había tropezado en su andar y que nadie imaginaría en quien había de convertirse.
Hoy tú puedes ser un Marcos en potencia, pero sientes el dolor de haber caído o la vergüenza de haber dañado a otros, abandonándoles en sus problemas. Hoy quizás usted puede ser un Pastor o consejero y tiene a su cargo muchos adolescentes que parecen “yo-yo” suben y bajan. Espero que vea en aquellas “semillas” un “gran bosque” como lo ve Dios y puedan alentarles a seguir en este valle de fe. Todos tenemos nuestros “Perges”, que son aquellos momentos de caídas y errores, pero el Señor tiene un “Gólgota” que es el momento del perdón y la restauración a través de su sangre.
“Si estás abatido y la culpa del pasado te agobia, hay alguien que está dispuesto a amarte con todas tus imperfecciones. Ése es Jesús, quién se detiene para ver tu futuro incluso sin manchas, como la gran oportunidad para ser quién siempre quiso que fueras”.