Universitarios: mal sueño, malas calificaciones…
septiembre 19, 2017Síntomas para evaluar la madurez en tu liderazgo
febrero 4, 2018Conversando con pastores y líderes de diferentes lugares, suelo tratar de investigar algo acerca de cómo conforman los ministerios juveniles en sus iglesias. Entre las variadas respuestas que a menudo recibo, encuentro una que es casi una constante: no tienen un ministerio enfocado en los jóvenes de 18 a 25 años. Cuando consulto acerca del porqué, descubro que hay tantas razones como iglesias. Cada comunidad cristiana tiene sus propios desafíos y eso representa toda una problemática para la iglesia en general.
Trasladando la pregunta te la formulo a ti como lector de este artículo: ¿Hay en tu comunidad cristiana un ministerio enfocado en esta edad específica? Si tu respuesta es No, ¿podrías enumerar algunos motivos? Por mi parte quisiera compartirte algunas frases que yo he escuchado de primera mano, explicando la razón por la cual en las iglesias no se piensa en tener un espacio exclusivo para esta población:
- No tenemos necesidad de hacerlo
Yo interpreto que en el fondo están diciendo: “No queremos incomodarnos”. En las iglesias nos acostumbramos rápidamente a lo que hacemos y a lo que tenemos. No importa si somos 15 o 500, solemos acostumbramos a ese número. Las actividades, la liturgia, el presupuesto y las instalaciones se adaptan a la cantidad de personas que hay. Eso nos limita a la hora de pensar en un ministerio enfocado a este rango de edades. Es más cómodo seguir como estamos. Nadie se preocupa, nadie tiene que hacer nada extra y seguimos sin ver la necesidad. El problema con este pensamiento es que, el hecho de que nosotros no veamos una necesidad dentro de la iglesia, no significa que esta no exista fuera de ella; y eso nos plantea una responsabilidad que no podemos dejar pasar.
- No hay personas que se encarguen de eso
Yo interpreto que en el fondo están diciendo: “El pastor no ha formado líderes”. Una iglesia y un liderazgo que no forma a otros está destinada a hacer siempre lo mismo, ser ineficiente, y en el peor de los casos, a desaparecer. Son necesarios los líderes que formen a otros líderes. Si el pastor o líder principal no está formando a otros, simplemente no está haciendo bien su tarea. Quienes están a cargo de cualquier ministerio ya deberían estar formando a su reemplazo. Es imperativo que desarrollemos nuevas personas que quieran enfrentar el desafío de trabajar con jóvenes de 18 a 25. Es posible que hoy no haya personas para eso en este momento de tu congregación, pero si eso sigue así por uno o dos años, significará que alguien no está cumpliendo bien con su deber.
- No hay presupuesto
Yo interpreto que en el fondo están diciendo: “No tenemos creatividad para hacer cosas sin dinero”. Siempre habrá actividades que requieran dinero, sin embargo hay un millar de otras que no. No siempre se trata de dinero; que esa no sea la limitante para trabajar o no con esta edad. Si no hay dinero—que puede ser una realidad—entonces aprendamos cómo hacer actividades de bajo o ningún costo. Eso nos quitará una gran presión de encima. Es importante aceptar nuestra propia realidad: si somos una iglesia o comunidad de bajos recursos materiales, entonces no pretendamos hacer actividades millonarias, porque entonces nos vamos a frustrar muy rápidamente.
Sin embargo, quiero animarte a que no pensemos en el ministerio solo en función de presupuesto. Aprendamos y seamos creativos acerca de qué y cómo lo hacemos. Busca ideas en internet y modifícalas; pregunta a otros qué han hecho y adapta algunas cosas; busca bancos de recursos gratuitos (e625 es una gran alternativa para esto, ya que tiene su propio banco de recursos de ideas gratis que puedes explorar). No dejes que la falta de dinero te detenga.
- No sabemos cómo hacerlo
Yo interpreto que en el fondo están diciendo: “No nos hemos capacitado para trabajar con esa población y tampoco nos interesa demasiado”. Yo crecí en una iglesia donde los miembros tenían participación en las actividades con poca o nada de calidad, y estaba bien porque al fin y al cabo “era para el Señor”. Ninguna cosa extraordinaria pasó jamás con esa mentalidad. Actualmente, vivimos en un momento histórico de la humanidad donde cada vez hay más exigencia de parte de las personas para hacer todo con la mayor calidad posible. Esto ocurre en cualquier ámbito social y la iglesia no puede escapar de esa exigencia. No hay nada de malo en no saber cómo hacer algo; lo malo está en que eso siga así por mucho tiempo y no se haga nada al respecto. Es necesario dejar atrás el pensamiento de que lo que hacemos “es para el Señor”, así que lo hacemos “como salga”. Nada diferente va a ocurrir en tu iglesia y en el ministerio de jóvenes con un pensamiento y una actitud como esa. Si no sabes cómo hacerlo, haz todo lo que esté a tu alcance para aprender. Lee libros, busca información en línea, pregunta a otros líderes o pastores, pide consejos, etc.
- El grupo es muy pequeño
Yo interpreto que en el fondo están diciendo: “No estamos pensando en evangelizar para que la iglesia crezca”. Si estás en el momento en el que tienes un grupo pequeño, podrías estar en un momento ideal. Empezar en pequeño nos ayudará muchísimo a moldear, a trabajar de manera personalizada, a ser más cercanos, a fortalecer amistades y muchas otras cosas más. A Jesús le encantaban los círculos pequeños. Él comía con su amigo Lázaro y sus hermanas, hablaba por la noche con Nicodemo, subía a las montañas con tres de sus discípulos, etc. Si recuerdas, Él le huía a las multitudes. Entendía que el discipulado es más efectivo con pocas personas, así que se enfocó en pocos por amor a los muchos. Que no te desanime que sean 4 o 5 muchachos de esa edad en tu congregación; podría ser una excelente oportunidad para empezar un ministerio muy personalizado que fomente las relaciones fuertes. Usa ese estado como una buena oportunidad para desarrollar una plataforma sólida. Un ministerio saludable crecerá naturalmente, y si tiene una base firme, mucho mejor.
- Los reunimos a todos juntos
Yo interpreto que en el fondo están diciendo: “No tenemos idea de cómo funciona cada persona de acuerdo a su edad”. Alguien de 12 años piensa, actúa, vive y sueña muy diferente a como lo hace uno de 24 años que lo dobla en edad. Generalmente el reunir a todos los chicos desde adolescentes hasta jóvenes adultos, pasa más por querer ver “multitudes”. Hay un deseo extraño en el corazón de muchos líderes de querer ver mucha cantidad de gente junta, y eso suele ir de la mano de poco enfoque en el disculpado personal. Si estamos reuniendo a muchos, deberíamos preguntarnos cómo los estamos discipulando y pastoreando. Es necesario conocer y aprender de qué forma funciona cada población de jóvenes y así modificar nuestra estructura. Debemos instruirnos, leer, asistir a seminarios, leer de expertos que nos den una mejor luz acerca de qué cambios realizar en la manera de hacer iglesia entre los chicos y chicas de esta edad. A su vez, sugiero como una buena alternativa, el juntar de vez en cuando a todas las edades juveniles (menores y mayores), para crear vínculos, hacer familia y establecer conexiones necesarias dentro del proceso de madurez, ya que no se trata de desligarlos y aislarlos definitivamente, sino de enfocar tu trabajo para ser más efectivo.
- El pastor no está de acuerdo
Yo interpreto que en el fondo están diciendo: “No se hace nada en la iglesia sin el permiso del pastor”. Este es un tema muy delicado, pero la realidad indica que en algunos círculos cristianos, se ha confundido la autoridad espiritual con un autoritarismo silencioso en los que directamente se pasó de la autoridad al control. Por supuesto que adhiero y animo a respetar a nuestros pastores tal como nos lo indica la Palabra de Dios. Coincido con que es sano revisar si cada cosa que hacemos responde a la visión y a las estrategias planteadas por la iglesia, pero si somos sinceros, no sería muy lógico pensar que un ministerio de jóvenes de 18-25 años vaya en contra de lo que una iglesia planea hacer. Sería entonces bueno invitar a una conversación seria pero amena y amable a la vez con el pastor, para charlar acerca de cómo liderar a esta franja de edad tan crítica que necesita de acompañamiento pastoral tanto como el resto de las edades. Seamos un factor de ayuda para que nuestros pastores sean personas con visión y con una mirada que se proyecte hacia lo que está adelante en la misión que tenemos como congregación.
Conclusión
La adolescencia presenta una extraordinaria aventura para cada persona y pasar a la siguiente etapa de la madurez requiere de una gran ayuda. Es allí donde entramos en acción los líderes, pastores y ministerios enfocados en esa comunidad específica. Como iglesia podemos hacer mucho al respecto. Es sumamente pertinente comenzar a hablar las cosas como realmente son, desechar los pensamientos arcaicos, enfrentarnos a las verdaderas razones acerca de por qué no hacemos lo que no hacemos, y por qué sí hacemos lo que hacemos en la iglesia. Nos urge una iglesia que le preste real atención a todas las generaciones.
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