¿Celulitis en la iglesia?
abril 30, 2018Zorros y leones en el pastorado
abril 30, 2018Al hablar de las nuevas generaciones, tenemos que reconocer que no siempre vimos a los padres como aliados. En muchos casos los miramos con recelo del trabajo que están haciendo en casa, o del que NO están haciendo. He escuchado a pastores decir: “Yo parto de la idea de que los padres de mis jóvenes no existen. Es más sano eso antes que esperar de ellos lo que no van a dar”
Creo que esta clase de pensamientos son muy perjudiciales. No solo para la iglesia o el ministerio, sino también para los mismos chicos. No podemos sacarnos de encima que nuestros niños o jóvenes tienen líderes mucho antes de nuestro liderazgo. Que nacieron en un hogar donde ya existían personas influyentes en sus vidas Por eso, trabajar desasociados de los padres es perder una oportunidad gigantesca de influencia.
Independientemente de los conflictos con algunos de estos padres, no puedes perder de vista el objetivo final al trabajar con nuevas generaciones: darles a conocer a Jesús y enseñarles la vida que Él mismo quiere que ellos vivan. Esto significa que si los padres son más influyentes que nosotros en la vida de sus hijos, tendremos que ser muy intencionales en ayudarlos y en darles herramientas para que ellos – y no nosotros – hagan la mayor parte del trabajo.
Recuerda nuestra función según Efesios 4.11-12. “Jesús constituyó pastores y maestros, con el fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo” Tu trabajo y el mío es dar herramientas y capacitar, para que los padres (el pueblo de Dios) puedan hacer la obra de servicio (educar integralmente a sus hijos).
Esto significa una reestructuración y priorización de lo que hacemos con los padres dentro de la iglesia. Tiempo, recursos, calendario, dinero, eventos; deben de cambiar en pos de ayudar a los padres en esta difícil tarea de ser papás. Permíteme recordártelo: “nunca seremos tan influyentes en la vida de las nuevas generaciones como lo son sus padres” ¡No luches con esta verdad! Sigue sirviendo a los niños y jóvenes, pero involúcrate activa e intencionalmente a ayudar también a sus padres.
Algunas ideas que pueden ayudar a esta integración y capacitación a los padres
- Abre una escuela para padres y da seminarios para ellos unas 4 veces al año (no tienes que ser tú el único expositor del tema)
- Con un ligero cambio, puede haber actividades para los niños o jóvenes donde puedan integrar a los padres
- Crea una base de datos de padres que estén dispuestos a servir en campamentos con sus hijos o cualquier otro tipo de actividad
- Promueve el discipulado en casa. Busca materiales y genera programas para incentivar a los padres a tener tiempos de estudio de la Biblia con sus hijos (muchos papás saben que están fallando en estas cosas, pero no tienen idea acerca de cómo empezar a trabajar)
- Coordina tus enseñanzas del fin de semana con la de los niños y jóvenes (así podrán platicar del mismo tema juntos en casa)
- Abre tu casa para que se llene con otros niños o jóvenes. Si, lo sé, el desorden será mayúsculo, pero pon en perspectiva que muchos jóvenes no tienen una solidez familiar como quizás tú la tengas, y pueden verse beneficiados al mirar la interacción que tú tienes con tu esposa y tus hijos.
Estás en una posición privilegiada de autoridad e influencia para ayudar a muchos padres en este trabajo. Sé misericordioso con ellos e involúcralos en tu plan de trabajo. Estoy seguro que Dios sonríe cuando tú piensas en las familias de los demás.
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