Longevidad. Una estrategia urgente
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enero 31, 2017Por miles de años, filósofos han discutido y debatido sobre la idea de la ley natural – esos preceptos sobre lo correcto e incorrecto que son evidentes – incluso prohibidos – para toda la gente por igual, a pesar de la cultura e incluso fuera de cualquier convicción de fe. El apóstol Pablo parece hablar acerca de esta ley natural cuando afirma en Romanos 1:20, ¨Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que Él creó, de modo que nadie tiene excusa”. Como padres deseamos que nuestros hijos reconozcan y afirmen estas leyes naturales básicas – distinguiendo el bien del mal.
Desde el momento en que somos la influencia más poderosa para nuestros hijos, con respecto a establecer moral y valores – debemos ser consistentes entre nuestras palabras y nuestras acciones. J. Budziszewski, profesor de gobierno y filosofía en la Universidad de Texas publicó una excelente e importante guía sobre estos temas, titulado ¨Lo que no podemos ignorar ¨. En él, Budziszewski argumenta que dentro de los 10 mandamientos bíblicos, podemos encontrar presentes los componentes de la ley natural en su forma ideal. Lo siguiente es adaptado de su libro, en donde explica las cosas que nosotros (y nuestros hijos) no podemos ignorar.
1. El punto en el Primer Mandamiento (Deut. 5:6-10) es para enseñar a sus hijos que hay un Dios verdadero, y que sólo el único y verdadero Dios, debe ser adorado como Dios.
2. El Segundo Mandamiento (Deut. 5:11) sirve para animar a los padres a instruir a sus hijos que es incorrecto mencionar el nombre de Dios a la ligera. Nuestros niños deben aprender que cualquier forma ligera, descuidada, deshonesta, despectiva, hipócrita o blasfema de hablar acerca del Señor es incorrecta.
3. El Tercer Mandamiento (Deut. 5:12-14) declara que no vamos a sobrevivir a vidas precipitadas sin fin, mientras ignoramos a Dios. Es conveniente que nuestros hijos aprendan a apartar un tiempo conmemorado solo para Dios. Otras cosas son importantes, pero Dios es más importante que cualquier otra cosa.
4. El punto del Cuarto Mandamiento (Deut. 5:16) es que los niños deben aprender que Dios ha dado a sus padres autoridad sobre ellos. Deshonrar la autoridad paterna es deshonrar a Dios.
5. En el Quinto Mandamiento (Deut. 5:17) los niños aprenderán el apropiado respeto por la vida. Matar es malo. Nadie deliberadamente, puede tomar una vida humana inocente.
6. El Sexto Mandamiento (Deut. 5:18) prohíbe a cualquier persona casada a tener relaciones sexuales con nadie que no sea su esposo o esposa. Los padres están para enseñar a sus hijos que la integridad de la familia debe ser protegida.
7. En el Séptimo Mandamiento (Deut. 5:19), el respeto a la propiedad personal es declarada importante. Los padres debieran enseñar a sus hijos que robar lo que pertenece a otros es malo.
8. El Octavo Mandamiento (Deut. 5:20) es frecuentemente malinterpretado. El mandamiento en contra de llevar un falso testimonio, no está enseñando sólo en contra de mentir, sino mejor dicho, mentir para crearle problemas a alguien. Decir la verdad y la integridad de la justicia pública son virtudes que los padres harán bien en enseñar a sus hijos.
9. El Noveno Mandamiento (Deut. 5:21ª) lleva al sexto mandamiento a un estándar más alto. Ambos hablan acerca del respeto a las personas y el deber hacia el prójimo de mantener la integridad de familia. El noveno mandamiento es más de actitud y decisiones que de acciones. Esto sirve para animar a los padres a instruir a sus hijos que mantener nuestras manos fuera del esposo de nuestro prójimo es muy importante, que no debiéramos siquiera aún desearlos.
10. El Décimo Mandamiento (Deut. 5:21b) incrementa el estándar dado en el Séptimo Mandamiento. Los dos se refieren al respeto hacia las personas y el deber hacia el prójimo de mantener la integridad de la propiedad personal. El décimo se refiere más a actitud y decisión que a acciones. Los padres pueden enseñar a sus hijos que es bueno que no robemos lo que pertenece al prójimo, pero eso no es suficiente. No debiéramos desear lo que le pertenece en primer lugar.