Dios nunca deja de amarte
septiembre 22, 2016Dignidad
septiembre 22, 2016He sido un fan de U2 desde mis días de enseñanza media en los EEUU. Los ví en concierto por primera vez en el año 87. Ahora casi 20 años después, los pude ver de nuevo en Chile donde Dios me ha llamado a servir como misionero, pastor y ahora como director de La Red Juvenil. He dicho a varias personas que el concierto del 26 de Febrero, fue una las mejores experiencias que tuve en mi vida. Obviamente, no al mismo nivel cuando acepté a Jesús como salvador a los 7 años y me bauticé, ni cuando me casé o cuando mis dos hijas nacieron. Sin embargo, sentí algo especial esa noche cuando me senté y esperé por siete horas con ocho amigos de mi iglesia y después pasamos dos horas de pie cantando y experimentando la maestría de U2 en la música y el show.
Durante estas dos semanas que han pasado me preguntaba (como a lo mejor te lo preguntas mientras lees este artículo) “¿Por qué tan transcendente esa noche?” Creo que muchos concordarían con David Ponce de El Mercurio que escribía de “los momentos Bono” y del carisma que ese hombre proyectaba. Es cierto que Bono es un hombre al cual Dios ha dado el don de personalidad, sin embargo, no fue tanto su estilo sino su elección de contenido que hizo esa noche especial. De hecho, antes de que empezara a tocar la banda, conversé con un amigo de la larga historia de U2 y del por qué todavía eran tan populares y exitosos (ganaron más dinero que cualquier otra banda el año pasado). Wes, mi amigo, lo atribuyó a su mensaje y fue justamente eso lo que me impactó ese domingo por la noche. Bono no fue solo cantante, ni showman sino fue predicador y pastor.
En el mundo de la música popular donde se escucha más que nada de sexo promiscuo, rebeldía, abuso de drogas y alcohol entre otros, Bono hablaba y cantaba de amor, profetizaba un nuevo Chile, echó demonios y hasta pidió una ofrenda de este país para ayudar a eliminar la pobreza en África. Cantamos mucho de Dios. Lo interesante es que a lo mejor mucha gente presente no era cristiana, ni creyente. Fueron a ver a una banda y escucharon de Dios. A pesar del olor a pito (porro, cigarro de marihauana) que a veces me llegaba, hubo en un sentido una koinonia presente en un lugar que antes fue usado como prisión.
Es posible que algunos ya han dejado de leer esto por que les he molestado. Algunos, a lo mejor, me van a tratar de hereje, pero antes de juzgarme, déjame explicar. ¿Qué es lo que Dios quiere? Podemos encontrar en Romanos 12:2 la siguiente descripción de la voluntad de Dios, “qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto.” O sea, a los ojos de Dios no hay secular o espiritual; sólo hay bueno o malo. Para mi sería fácil describir lo que viví en el concierto de U2 como bueno, agradable y excelente (perfecto sería un poco exagerado). Creo que es tiempo de darnos cuenta que Dios está obrando en lugares que estereotípicamente no buscamos. La iglesia en general podría aprender mucho de lo que vi en ese concierto, pero eso es otro artículo entero. Sin embargo, les doy un adelanto chiquito. Jesús dice que nos va a juzgar basado en como suplimos las necesidades la gente (Mateo 25:31-46, “Yo tuve hambre y me diste de comer…). Bono dice que es nuestra responsabilidad ayudar a los que no tienen y lidera con su ejemplo. Recién fue nominado para el premio nobel de la paz y el año pasado fue el segundo hombre más generoso del mundo tras Bill Gates de Microsoft.
Muchas veces escucho que tenemos que “buscar más la presencia de Dios”. Tengo que admitir que no me gusta mucho esa frase. Creo que para mi es mejor decir que tenemos que abrir nuestros ojos y vivir en la presencia de Dios. Quizás no fui al concierto de U2 con esa intención, pero ahí lo experimenté.