Asesinos del amor
enero 25, 2020Cómo hacer tu ministerio juvenil “online” – Mark Oestreicher
abril 28, 2020Es maravilloso conocer que somos obra maestra del Creador. Que el gran diseñador hizo tu ADN, según los científicos, que contiene el manual de instrucciones para la vida. El ADN está hecho de genes, y los genes dan instrucciones a las células sobre cómo debe crecer tu cuerpo.
Si esas instrucciones se escribieran de principio a fin, llegarían hasta el sol y regresaría varias veces. El ADN contiene 3,2 billones de letras: en ese libro está la información de tu estatura, tu color de piel, la forma de tus ojos, su color, tu nariz, tu boca, tus dientes etc., y cada criatura que existe en esta tierra tiene su propio ADN. ¡Esto es fantástico!
Todas las personas tenemos una proyección mental de quiénes son los demás, cómo lucen, para qué son buenos y malos, y cómo las demás personas los ven. Esto se comienza a formar desde la infancia y la adolescencia, y en la actualidad se sufre mucho más ya que el bullying se desarrolla cada vez con más frecuencia en las escuelas y marca poco a poco la percepción que uno tiende de si mismo y de los demás.
Podemos ver que cuando la autoestima de las nuevas generaciones no está en su balance correcto, sobresalen características de una autoestima dañada, y me refiero tanto a las autoestimas bajas como altas y desmedidas.
Algunas características de alguien que tiene una sana autoestima son:
Aceptación: No se siente culpable por su forma de ser o de mostrarse frente a los demás, a pesar de que la gente le critique y le pida cambiar ciertas cosas. Se ama y se acepta tal y como es.
Entusiasmo: Disfruta hacer actividades y se alegra por su existencia. Mantiene un pensamiento positivo sobre sí mismo.
Autoconfianza: Conoce y acepta su valor, y está dispuesto a luchar por lo que le gusta. Acepta hacer cambios si algo no está bien o no sale correcto.
Algunas características de alguien con baja autoestima:
Autocrítica: Se siente continuamente insatisfecho y ve el lado negativo a todo.
Sensibilidad a la crítica: Tolera poco las críticas y se resiente rápido cuando alguien le cuestiona algo.
Culpabilidad: No se perdona por errores del pasado y se condena por ellos.
Actitud defensiva: No disfruta de absolutamente nada y reacciona en manera de ataque ante la gente y frente a la vida.
La mayoría de los pre, adolescentes y también jóvenes han tratado y luchado con asuntos de autoestima, pues conforme va creciendo atraviesan cambios en el cuerpo y carácter, maneras de pensar y percibir la vida, y durante ese proceso lidian con la autoestima, ya sea alta o baja.
Hay adolescentes con la autoestima tan alta que dañan a otros con su forma de ser, pues logran hacer sentir menos a otros, o incluso llegan a ser presumidos y arrogantes, razón por la cual sus pares prefieren no acercarse a ellas.
Cuando tienes una baja autoestima, muchas veces llegas a sentirte solo, a padecer de depresión, y a albergar muchos pensamientos negativos en tu mente. La mayoría de las veces no permites que las demás personas te ayuden, pues crees que todo está perdido y no le ves el lado bueno a nada para poder salir adelante.
Por eso es tan importante hablar de estos temas con las nuevas generaciones.
Puedes compartir este tipo de pensamientos:
El ser humano es valioso porque es obra de Dios. Ya con esto debe ser suficiente para que te ames y te aceptes. El Dios infinito, sin principio ni fin, el Dios de amor, el Dios perfecto, decidió crearnos a su imagen y semejanza (lee Génesis 1:26-27).
Somos hechos a su imagen. Cuando te miras al espejo, estás viendo la imagen de Dios, pero cuando estás en clase con tus amigos o en la iglesia o aun en tu misma casa, verás en aquellas personas que te rodean la imagen de Dios, aun cuando según tu gusto no te parezcan tan atractivos/as o aun cuando su pecado estropee en ellos la imagen perfecta de Dios.
Aquí te dejo 4 consejos prácticos para que puedas compartir con tus jóvenes:
- Dale más importancia al alma y el corazón, que el físico:
El primer consejo para quienes desean tener una sana autoestima es leer mucho la Biblia, llenarse y empaparse de lo que las Escrituras dicen acerca de quiénes son ellos. Hay un sin fin de versículos en los que hablan del valor que tenemos. También hacerles ver lo especiales que son, y llegar a apreciar ese brillo increíble que Dios ha depositado en cada uno de ellos.
Muchas de las veces solo nos enfocamos en nuestra apariencia, en si nos vemos bien, en qué ropa usar, en estar a la moda para que los demás vean que somos “cool”, en cuidar que estemos en el peso ideal, en cuidar nuestro rostro y no llenarnos de granitos, arrugas, manchas, etc., pero realmente se nos olvida que lo importante está en el corazón y en el alma; olvidamos que Dios mira nuestro corazón y no nuestra apariencia.
Ayúdales a enfocarse en la importancia de tener su corazón bien, pues cuando su alma y corazón se encuentren sanos y alegres, todo en ellos se verá bien. Proverbios 15:13 dice: “El corazón alegre hermosea el rostro”.
1 Samuel 16:7 (TLA)
“Pero Dios le dijo: «Samuel, no te fijes en su apariencia ni en su gran estatura. Éste no es mi elegido. Yo no me fijo en las apariencias; yo me fijo en el corazón»”.
- Valórate tal y como eres:
Soy una chica con cabello rizado y antes lo odiaba, pues veía actrices guapísimas con su cabello lacio por las alfombras rojas y este tipo de eventos en televisión. Ellas pasaban luciendo su cabello lacio y con peinados bonitos, y yo moría por tener mi cabello así, entonces comencé a alaciarlo. Incluso llegué a hacerme un tratamiento para hacerlo alaciado permanente, pero la verdad, mi cabello era tan rizado que no me funcionó, y seguía quejándome de mi cabello, pues batallaba en controlarlo y poder hacerme peinados bonitos. Hasta que conforme iba creciendo me iba dando cuenta de que mi cabello era hermoso, que sí podía peinarlo de diferentes maneras y sacarle provecho; que incluso había gente que me comentaba que le gustaba mi cabello y que se veía bien, y a partir de ahí comencé a valorar más como soy.
Hoy en día las redes sociales son unas de las armas que nos golpean y tiran abajo en nuestra autoestima, pues muchas de las veces vemos famosos a los que queremos parecernos, vemos modelos y páginas webs que se ocupan de decirnos cuáles son las medidas perfectas y las características específicas que debemos tener para poder ser perfectas y tener un cuerpo envidiable. Y la verdad es que todas esas cosas nos ciegan y nos impiden valorarnos tal y como somos. Procura hacerle entender a todos aquellos que buscan una sana autoestima, que para Dios somos perfectos, pues Él nos hizo a su semejanza y somos sus hijos. ¡Que no olviden que son hijos del Rey!
Génesis 1:27 (TLA)
“Fue así como Dios creó al ser humano tal y como es Dios. Lo creó a su semejanza”.
- Evita compararte con los demás:
Esto es uno de los principales problemas que tenemos la mayoría de nosotros. Desde que somos adolescentes comenzamos a compararnos con nuestros compañeros de clase, con nuestros amigos, incluso con nuestros hermanos o familiares. Todos somos buenos en algo, pero, aunque seamos buenos, siempre habrá algo que no nos permita sentirnos satisfechos. Es por eso que comenzamos a ver qué es lo que la persona de al lado sabe hacer, para poder mejorar o ser como esa persona.
Tengo una hermana que está en el equipo de fútbol de la escuela y la verdad es que juega muy bien. Lo que sucede es que ella es nueva en el equipo y sus demás compañeras ya llevan tiempo allí. Eso hace que en ocasiones no se sienta del todo cómoda, pues cree que no sabe mucho y se compara demasiado con las otras chicas. Algunas veces, terminando un partido no se siente satisfecha por cómo jugó y la veo cabizbaja; ¡cuando la verdad es que lo hace súper bien y siempre mi familia y yo se lo repetimos! Lamentablemente siempre se compara con alguna de sus compañeras.
Aunque tengamos muchas habilidades buenas y seamos increíbles para ciertas cosas, siempre habrá algo que podremos mejorar y que nos lleve a compararnos con otras personas.
Tienen que entender que ellos son buenos para algo, que Dios puso un talento para cada uno, y por esa razón uno termina siendo doctor, otro maestro, otro dentista, etc., porque cada uno es bueno para algo. No hay por qué comparase con los demás. Llega a ser frustrante porque no logras lo que los demás, porque cada uno es diferente, cada uno pasa por etapas distintas, y cada una de las cosas que hagamos y en las que seamos buenos alegran el corazón de Dios, quien ha depositado ese don en nosotros. Dios sabe en qué momento suceden las cosas, cómo deben pasar, y para qué nos creó a cada uno de nosotros.
Romanos 12:6 (TLA)
“Dios nos ha dado a todos diferentes capacidades, según lo que él quiso darle a cada uno”.
1 Corintios 7:7 (TLA)
“Pero a cada uno Dios le ha dado capacidades distintas, a unos de una clase y a otros de otra”.
- Ámate a ti mismo para poder amar a otros:
¿Cómo queremos amar a otros si no podemos amarnos a nosotros mismos?
¿Cómo queremos ayudar a otros si no podemos ayudarnos a nosotros primero?
Muchos de los chicos que pasan por estos problemas de autoestima en sus escuelas, no tienen quién les ayude. Inclusive entre ellos mismos con sus compañeros y amigos están pasando por situaciones similares. Quieren ayudarse entre sí, pero no les es posible porque ni siquiera se creen los consejos o palabras de ánimo que les dan a los demás, o porque ni siquiera ellos mismos se aman tal y como son. Es vital que aprendan a amarse a ellos mismos primero y de esta manera poder ayudar y amar a los demás.
Amarse a sí mismos no es egoísmo, tampoco es enfermizo, pues es un sentimiento fundamental.
Muchas veces olvidamos que Dios es amor, que Él murió en la cruz por amor a nosotros. Su amor fue demasiado y su sacrificio muy precioso como para que no lleguemos a valorarlo. Justamente por esa razón debemos amarnos y valorarnos más todavía, ya que Él dio su vida por todos nosotros.
No solo se trata del amor que derramó en esa cruz; desde antes de todo Él ya nos había pensado, ya nos había amado, Él nos formó en el vientre de nuestra madre, y nos amó desde ese momento. Aun antes de existir Él ya conocía todo lo que pasaríamos.
Salmos 139:13-16 (TLA)
“Tú fuiste quien me formó en el vientre de mi madre. Tú fuiste quien formó cada parte de mi cuerpo. Soy una creación maravillosa, y por eso te doy gracias. Todo lo que haces es maravilloso, ¡de eso estoy bien seguro! Tú viste cuando mi cuerpo fue cobrando forma en las profundidades de la tierra; ¡aún no había vivido un solo día, cuando tú ya habías decidido cuánto tiempo viviría! ¡Lo habías anotado en tu libro!”
Ámense para poder amar a otros; ámense para que una vez que pueden hacerlo, puedan amar a los demás y enseñarles lo que es amarse.
Volvamos a la base del amor = Dios
1 Juan 3:1 (RVR1960)
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios”.
Debemos enseñarles a sanar su corazón y su mente, ¿cómo?:
- Invitándoles a leer más la Biblia
- Motivándoles a orar y conversar con Dios
- Proponiéndoles que tengan tiempos de adoración
- Brindándoles de nuestro apoyo y ayuda al conversar con ellos sobre cómo se sienten
- Ofreciéndoles maneras en que ellos pueden conectarse más con Dios
Una de las tareas esenciales que tenemos para ayudar a esta generación, es enseñarles a que puedan descubrir un concepto de sí mismos según el balance perfecto de la voluntad de Dios. Ni más arriba, ni más abajo, sino seguir el consejo que nos da Romanos 12:3 que dice: “Por la gracia que se me ha dado, les digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado”.
Cada adolescente es diferente, por lo tanto, a cada uno se le debe tratar individualmente según su forma de ser. Entonces debemos saber cómo tratar con ellos para poder ayudarles cualquiera que sea su problema, ya que estamos conscientes de que cada situación difícil por la que están pasando probablemente sea debido a su autoestima. Recuerda, si están lidiando con baja autoestima muchos de ellos experimentarán depresión, puede ser por que no tengan a uno o ambos padres, porque no se sientan bien con ellos mismos (hablando de su físico o emocionalmente), porque hayan sido abusados, porque no hayan recibido la atención necesaria y por miles de situaciones más que existen hoy en día. No podemos cegarnos a esta situación por la que están pasando nuestros adolescentes.
Amar a Dios con todo lo que somos nos mantiene pensando en lo verdaderamente importante.
Mantén tu enfoque en Él. El estar enfocados en nosotros mismos no nos ayuda a amar a Dios, ni amarnos a nosotros mismos, ni amar a otros. ¿Por qué? El enfoque en nosotros mismos solo subraya nuestras fallas y nos hace entrar a un círculo vicioso de insatisfacción y comparaciones con otros. Todos tenemos fallas. Es mejor enfocar en Dios y Su plan. De hecho, la Biblia dice muchas veces que amar a Dios es sinónimo de obedecerle. Le amamos y le obedecemos porque:
Él nos conoce (Salmos 139)
Él nos amó primero y en eso está nuestro valor (I Juan 4:19)
Él vivió como nosotros y sabe las dificultades que enfrentamos (Hebreos 2:18)
Él puede mostrarnos el camino a la victoria (I Juan 5:4)
Imagen de portada: freepik.com
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