El llamado a pastorear jóvenes
septiembre 22, 2016El dolor y el sufrimiento – Parte 1
septiembre 22, 2016Miles de jóvenes en Latinoamérica creen que son accidentes. Piensan que por haber sufrido algunos percances y tener experiencias que no quieren ni recordar se han convertido en un accidente total; sus padres lo piensan, sus amigos lo dicen y su soledad interna se los recuerda.
Por esta razón se puede andar por la vida pensando que todo es producto de una triste casualidad y viéndose como una pieza de un rompecabezas que alguien nunca quiso terminar.
Cuando se tiene esta mentalidad solo se consiguen saldos negativos; se piensa que por haber tenido malas experiencias la tendencia siempre será la misma y esto dificulta que puedas ver a un Dios deseoso de ayudarte a cambiar tu realidad, de manera que encuentres Su propósito en esta tierra.
Al pensar en momentos amargos y juventud siempre se me viene a la cabeza la vida de un chico que nos muestra la Biblia: José. Dios había colocado en su corazón sueños y tenía para con él un propósito, pero desde su adolescencia su vida fue realmente accidentada, podríamos decir que tenía la peor suerte del mundo: hermanos que lo intentaron matar por envidia, fue vendido como esclavo, difamado como violador por una poderosa mujer y por último encarcelado.
En cada “accidente” tomó la decisión de verse como un triunfador a pesar de todo y en medio de esa cárcel llena de ratas y cucarachas su historia da un giro sorprendente y termina siendo el segundo después del rey del imperio más poderoso de su época.
¡Eso sí es una vida accidentada de alguien que tenia un increíble propósito!
Te animo a que pienses que los accidentes no definen que tengas o no un propósito divino en esta tierra y que, a partir de ahora, cada vez que veas un escollo pienses que es solo una palanca útil para hacer cumplir el sueño de Dios en tu vida.