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noviembre 22, 2023La posibilidad de tener un programa de discipulado serio, trabajado por especialistas, y que abarque las principales etapas formativas de la vida, como son las que van desde los 6 a los 25 años, tiene una trascendencia para nosotros los pastores, que va más allá de tener resuelto ese ítem dentro de la iglesia, con materiales, ideas, y un currículum continuo que le de coherencia a nuestra formación. Todo eso es vital. Pero hay un aspecto más y tiene que ver con nuestro propio ministerio pastoral.
Todos nosotros tenemos una doble obligación delante del Señor. La primera es responder al llamado que hemos recibido dando lo mejor de nosotros en el ministerio, desatando al máximo nuestro potencial y ofreciéndonos en amor a las personas a las que ministramos. Pero tan importante, como esto, pero lamentablemente también tan olvidado, es que nuestra segunda obligación es multiplicarnos en otros como nosotros. Es decir, los que somos pastores debemos reproducirnos en otros pastores. Un ministerio pastoral sano es el que se reproduce en muchos otros pastores. Y un pastor no se forma en un par de años. El aporte de los seminarios, institutos bíblicos y escuelas de misión, son importantes, pero no son suficientes.
Es allí donde tomar en serio el discipulado de las nuevas generaciones también tiene una incidencia vital en que nosotros, los pastores, tengamos un ministerio que tenga una trascendencia multigeneracional. Tenemos que ver en los niños, adolescentes y jóvenes, nuestro semillero desde dónde levantar líderes para nuestras naciones y pastores para la obra de Dios.
Tengo el privilegio de ministrar en los consejos pastorales, asociaciones de pastores, fraternidades pastorales de la mayoría de las ciudades de América Latina y del mundo. Y el porcentaje de pastores menores a los 40 años en la mayoría de esos encuentros no supera el 10 % de la asistencia. Es más que evidente y una preocupación de la mayoría de los líderes, que tenemos que levantar una nueva generación de pastores jóvenes.
Y tal vez, querido consiervo, al leer estas líneas puedas sentirte estéril en esto. Pero la idea no es desalentarte y mucho menos acusarte. Sino todo lo contrario, fortalecerte y que te llenes del poder multiplicador de Dios. Y no sólo inspirarte, sino proveerte de algunas sugerencias prácticas.
Abraham tenía 99 años y no tenía descendencia (así que tú y yo ¡estamos a tiempo!). Dice el texto bíblico que consideró su cuerpo como muerto debido a su edad. Tal vez es la consideración que estás haciendo, pensando que ya es tarde para levantar a otros. “Mejor seguir como hasta hoy y no complicarme la vida en un proceso de gestación y crianza. Ya estoy viejo para tener hijos…”. O “ya tengo armado mi ministerio de una manera como para hacerme problemas con esto…” Me imagino que Abraham habrá pensado en los miles de intentos y de fracasos.
Quizás tú, querido consiervo, no tuviste miles, pero sí algunas heridas producto de traiciones, de procesos frustrados. Y de sólo pensarlo quieres salir corriendo. O tal vez, intentaste dejar legado, por la vía de Ismael. Quizás fue un hijo biológico que no tenía llamado, y fue un proceso frustrante. O tal vez levantaste a un Ismael, y tuviste que echarlo. Como sea la experiencia no funcionó. Dice que consideró la esterilidad de la matriz de Sara. Y piensas: “Carlos, si conocieras mi congregación… Es una matriz estéril”. Pero dice que Abraham no se debilitó por lo que había considerado, ni tampoco dudó por incredulidad.
Y ahora Dios quiere que como Abraham te fortalezcas en fe, creyendo en esperanza, no importa lo que haya pasado, plenamente convencido de que Dios es fiel para cumplir sus promesas sobre tu vida y ministerio, y de dar vida a los ministerios hasta hoy sin legado. Y ahora en el nombre de Jesús, vamos a llamar las cosas que no son como si fueran, y por el poder de Dios, a través de la fe y la palabra declarada, lo que no es, comenzará a ser en tu vida y ministerio: Yo llamo en fe a una nueva generación de pastores que surgirán de tu seno, para la gloria de Dios y extensión de su Reino. Llamo en el nombre de Jesús fértil tu ministerio, bendecido. Declaro que tu ministerio tiene una trascendencia multigeneracional.
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