Las voces que escuchan los adolescentes
febrero 25, 2019La gestión de las emociones en la familia
septiembre 11, 2019He leído (y disfrutado) la mayoría de libros escritos con relación al ministerio enfocado en la familia. De hecho, aún puedo recordar la misma semana que fue publicado el libro de Mark DeVries, Family-Based Youth Ministry. Dije en aquella ocasión y todavía lo sostengo, que el libro de Mark presenta un paradigma sumamente importante para el ministerio holístico. Sin embargo, todavía estoy buscando una definición simple y un soporte práctico de cómo se ve en verdad el ministerio basado en la familia.
Hace varios años conduje un estudio de campo entre varios líderes de nuevas generaciones y les pregunté, “¿Qué estás haciendo para ayudar a las familias a ser exitosas?”. Las respuestas fueron casi idénticas. “Sé que trabajar con las familias y con los padres es importante, y es mi meta principal para el año próximo”. La mayoría de los líderes juveniles que conozco todavía están tratando de colocar sus manos y su mente en esta parte importante pero ilusoria del ministerio juvenil. Sabemos que las familias son vitales para el crecimiento espiritual y bienestar de nuestros jóvenes, pero no tenemos suficiente tiempo en nuestro ya saturado calendario para agregar ministerio a familias y padres además de lo que hacemos por nuestros jóvenes.
Mientras seguía buscando esa simple y definitiva respuesta, ocurrió algo muy importante para mí en el Muro de las Lamentaciones en Jerusalén cuando estaba de pie con mi familia y algunos amigos. Observábamos varias celebraciones de Bar Mitzvah sucediendo. Los muchachos eran rodeados por miembros de la familia que celebraban mientras cada joven recitaba de memoria las palabras de la Torah. Fue una experiencia increíblemente conmovedora. Aquellos padres, tíos, abuelos, hermanos y amigos tomaban todos, un rol activo en la vida espiritual de estos jóvenes.
Para ser sincero, me siento un poco celoso de que la fe judía tenga tantas ceremonias importantes en comunidad mientras que nosotros los cristianos típicamente hemos hecho poco con estos ritos especiales de crecimiento. Recuerdo una lección oscura que aprendí en mis días en el seminario. Mi profesor explicaba lo que él llamaba en hebreo, la Shema. Nos dijo que la Shema, fundamentado en Deuteronomio 6:4-9, era el pasaje más citado de toda la Biblia.
Cada mañana y cada tarde de cada día, los judíos ortodoxos recitan esta sección importante de la Torah. Estos textos están escritos en las puertas de sus casas. Hoy prácticamente no hay ningún judío que no pueda citarlos de memoria. Es la esencia del Antiguo Testamento resumido en unas cuantas frases. En el Nuevo Testamento no hay mucha discusión de esta sección de las Escrituras, creo que es porque estaba tan profundamente enraizado en la mente y corazón de cada judío que no era necesario.
Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades.
Mi tiempo en el Muro de las Lamentaciones hizo que viera el Shema con ojos frescos y lo que encontré me sorprendió. Esta escritura es, de hecho, la piedra angular del ministerio juvenil enfocado en la familia. Para poder alcanzar a los jóvenes, parte de nuestro trabajo como líderes juveniles es fortalecer a las familias para dejar impresa la Palabra de Dios en sus mentes y corazones.
Por primera vez, vi a los padres no como un programa más en la periferia de mi ministerio, sino como algo central a mi llamado. El ministerio juvenil enfocado en la familia no se trata de agregar un programa. Es una mentalidad.
En los días bíblicos, las personas de Israel tenían un mejor entendimiento de sus roles como padres y miembros de la familia. Ellos sabían que su llamado más importante era “dejar impreso en sus hijos” la Palabra de Dios. Debían hablar de ella y vivir su fe diariamente. Cada hijo sabía su lugar en la familia y en su fe.
Hoy muchas familias carecen del entendimiento y de las herramientas necesarias para criar hijos en el legado de la fe. Nosotros, como parte del liderazgo de la iglesia, debemos cargar una parte sana de la culpa, porque hemos dejado que los padres deleguen el entrenamiento espiritual de sus hijos en nosotros. Aun así, no veo que los padres estén clamando por tomar nuevamente su responsabilidad.
A pesar de esto, ¿podemos comenzar a ver en el ministerio a la familia como una prioridad y no solamente los jóvenes? Creo que podemos y estoy convencido que debemos hacerlo.
No tenemos respuestas sencillas para esto, quizás sólo tengamos decisiones difíciles para tomar de esas que pueden complicar nuestros ministerios. Pero hemos sido llamados a ayudar a que las familias sean exitosas. Por ahora, un buen lugar para comenzar es cambiando nuestra mentalidad, levantando banderas y haciendo conocido el hecho de que padres y familias (no solamente jóvenes) sean valorados en nuestros ministerios.
Aquí hay cuatro áreas simples en las que los ministerios pueden implementar un cambio de mentalidad:
INFORMAR A LOS PADRES. Los padres quieren información y nunca debemos asumir que los jóvenes se las están transmitiendo. Las formas más sencillas de comunicarnos con los padres incluyen un boletín impreso o electrónico, noches informativas o un almuerzo después de la iglesia, una línea telefónica o página web con información, mensajes de texto, página en Facebook o mensajes por Twitter y un prominente tablero de anuncios en el templo. Hoy, con las personas prefiriendo obtener la información en una variedad de formas, entre más lugares uses para distribuir la información, más oportunidades tendrás de que la información sea exitosamente comunicada.
ASISTIR A LOS PADRES. Asistir a los padres es una parte crítica para ayudar a las familias a ser exitosas. Puedes proveer en muchas formas: construir relaciones con los padres, auspiciar seminarios para padres, crear grupos de apoyo, ofrecer referencias de consejería familiar, compartir en tu sitio web enlaces de recursos para padres, e incluso crear una biblioteca para prestar recursos.
INVOLUCRAR A LOS PADRES. No todos los padres encajarán como voluntarios en puestos ministeriales, pero hay tantas formas diferentes de involucrar a los padres que es probable que puedas involucrar a la mayoría en algunos aspectos de tu ministerio: equipo de oración, consejo de asesores, transporte, preparación de alimentos, discipulado, levantamiento de fondos, manejo de datos, administración, hospitalidad, y otras más. Cuando los padres se convierten en parte de tu equipo, ellos desarrollan un sentido de pertenencia en tu ministerio. ¡Eso es grandioso!
ANIMAR A LOS PADRES. Nunca entendí cuán difícil es ser padre hasta que tuve a mis tres hijas. Me di cuenta que necesito todo el ánimo que pueda encontrar. Escribe notas de afirmación, mensajes de texto y correos electrónicos. Haz breves llamadas telefónicas sólo para saber cómo están los padres. Siéntate con ellos cuando asistas a los eventos de sus hijos. Cada vez que le ofreces el regalo de afirmación a un padre, ¡estás haciendo ministerio juvenil enfocado a la familia!
¡Siempre he dicho que hacer algo es mejor que hacer nada! Así que, comienza, pero tómalo con calma. No tienes que hacer grandes cambios hoy. Recuerda, el gran cambio es de mentalidad, no de programas.
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