La relación clave entre el pastor y los padres
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mayo 1, 2018Por muchos años la tarea con niños, adolescentes y jóvenes en las iglesias se limitó a un poco más que entretenerlos con el propósito de mantenerlos dentro de la iglesia. En el mejor de los casos, en algún campamento, ir un poco más a fondo y que conozcan al Señor y le entreguen sus vidas. Pero la tarea de discipulado ha carecido de una visión integral del proceso de desarrollo de la vida de una persona, de sus necesidades en cada etapa de vida, de su entorno, de sus desafíos.
Por eso resulta tan importante que e625 despierte nuestra conciencia acerca de una pastoral que forme a las nuevas generaciones de manera relevante. El reto no se trata de una formación defensiva que los mantenga encerrados en la campana de cristal que es la iglesia, sino que se trata de un discipulado que haga de las nuevas generaciones un liderazgo transformador de la realidad del mundo, incluyendo la iglesia.
Porque tu sueño y el mío como pastores es liderar una iglesia capaz de ser un agente transformador del mundo en el que vivimos. Pero obviamente para que ello ocurra, la iglesia debe también experimentar transformación. Yo he llegado a la conclusión que los pastores de mi edad, ya no podemos SOLOS transformar la realidad. Porque si pudiéramos ya lo hubiéramos hecho. Y cuanto más exitosos sean nuestros ministerios más imposibilitados estamos. Porque como precisamente son exitosos, lo que hacemos es mantener el status quo, lo que nos ha resultado.
¿Qué significa esto? ¿Que somos material descartable? ¿Que debemos jubilarnos? Por supuesto que no. Eso sería un grave error. Dije que no podemos SOLOS.
Quiero que pienses en la transformación a partir de dos requisitos indispensables. Vilfredo Pareto, un sociólogo italiano, expresó que el cambio se produce por medio de una circulación del liderazgo. Los líderes son zorros o leones. En la iglesia, los leones son los que detentan el liderazgo, y tienen una actitud conservadora de la realidad. Los zorros son los que vienen a cuestionar esa realidad y esa visión, con ideas nuevas, con creatividad, con revelación fresca. Normalmente son jóvenes.
Lo que ha sucedido es que zorros y leones se han enfrentado. Los jóvenes zorros han tenido una actitud contestataria, despreciativa hacia sus pastores leones. Y los pastores leones han limitado el desarrollo de los jóvenes, por sentirse amenazados en sus posiciones o en sus ideas. El resultado es que generalmente los leones terminan expulsando a los zorros o convirtiéndolos en mascotas sumisas que nada cambian. Así que el primer requisito es que para que haya cambio, se precisa de líderes jóvenes que vengan a traer lo nuevo de Dios para su iglesia.
El segundo requisito para el cambio, es entender que éste se produce por líderes que no ocupan ni el lugar central ni tampoco la periferia. James Hunter dice que la innovación llega como un desafío a las ideas dominantes del liderazgo principal que ocupa el centro. Es decir, de nosotros los pastores. Pero también es importante entender que ese liderazgo que trae el cambio tampoco es de la periferia, no son los rebeldes. Ellos tampoco pueden producir cambios sustentables. El que trae cambio es un liderazgo reconocido, cercano y confiable al liderazgo principal. De allí la importancia para que haya cambio, de que los pastores, los leones, nos rodeemos de zorros, gente joven a quienes los empoderemos precisamente para cuestionar sanamente lo establecido, y a quienes hayamos discipulado desde pequeños adecuadamente, de manera que nos aseguremos de su formación adecuada.
No se trata de retirarse, todo lo contrario. Se trata de ampliar nuestro ministerio y darle una trascendencia mayor. Se trata de extenderse, de multiplicarse, y de cumplir nuevas tareas. Pero por favor, no esperes a morirte para que haya multiplicación en tu iglesia. Tu función y la mía como siervos que estamos en el núcleo, en el centro del liderazgo, es rodearnos de jóvenes a quienes les derivemos el cómo hacer la misión hoy día, la evangelización, el pastoreo. Y que ellos se sientan cubiertos por nosotros, que reconozcan nuestra autoridad espiritual para guiarles en el “qué”, y que les confiemos porque son nuestros discípulos el “cómo” hacerlo de manera pertinente en el hoy.
Los nuevos tiempos requieren de jóvenes zorros que sean del nuevo tiempo, que entiendan el nuevo tiempo, que manejen las formas y las tecnologías del nuevo tiempo, y sobre todo que estén abiertos a lo nuevo que Dios trae para este tiempo. Los jóvenes zorros necesitan de leones asentados, que cubran, corrijan con amor, y liberen ministerios y potenciales. Y juntos, sí juntos, entonces veamos hecha realidad la transformación que todos deseamos para nuestras naciones.
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