Construye un ministerio para preadolescentes
agosto 7, 2019Tus preadolescentes y los límites
octubre 3, 2019Después de trabajar muchos años junto a mi esposa como pastores y líderes con las nuevas generaciones, hemos llegado a la conclusión de que una de las edades más desafiantes en el ministerio es la etapa de los 10 a los 13 años de edad. En esas edades hemos podido conectar con la mayoría de ellos por más tiempo. En esta etapa ellos están pasando de la niñez a la adolescencia. Tal es así que en ocasiones cuando les conviene dicen que son niños y se comportan como tales para no asumir sus responsabilidades, y cuando quieren ya son todos unos jóvenes maduros y exigen lo que ellos creen que son sus derechos. Pero la realidad es que ni ellos mismos se entienden. Esta etapa es difícil pero a la vez es clave y podemos jugar un rol fundamental acompañándolos y marcando una diferencia en sus vidas.
Una de las necesidades más grandes en la preadolescencia es la estabilidad emocional y el acompañamiento espiritual. Si bien el trabajo principal tiene que ocurrir en casa, es obvio que en muchos de sus hogares hay carencia de afirmación emocional. Y en cuanto a lo espiritual, ellos están pasando de la etapa de aceptar todo lo que se les enseñó en su escuela bíblica a cuestionar su fe y a establecer por ellos mismos sus propios valores espirituales.
Por eso desde nuestra humilde experiencia recomendamos trabajar fuerte reforzando estas tres áreas clave para que puedas ser un líder con buenos resultados en las vidas de tus preadolescentes.
1. AMOR INCONDICIONAL
En Mateo 22:34-40 Jesús nos habla del segundo mandamiento más importante: “ama a tu prójimo como a ti mismo”. Necesitamos constantemente recordarnos como líderes este principio. Si en verdad amáramos a los chicos como nos amamos a nosotros, nuestro ministerio cambiaría de forma radical. Los “pre” tienen la capacidad suficiente para darse cuenta si realmente los amamos o si solo son un número más en nuestras reuniones. Esto implica aceptarlos tal y como son, pero a su vez también afirmarlos y desafiarlos. Recordarles que están pasando de niños a adolescentes y en años futuros a la etapa de adultos. Si bien es cierto que los chicos de esta edad no han llegado a la adultez, la palabra nos enseña en 1 Corintios 13:11 que debemos dejar atrás la niñez y seguir avanzando. Necesitamos establecer una comunicación directa y clara con ellos, ayudándoles a establecer límites en su vida e involucrándonos amorosa y genuinamente en todas sus problemáticas, convirtiéndonos así en líderes realmente cercanos.
2. DISCIPULADO
Este es uno de los temas de los que se habla mucho y se hace poco, y más cuando tiene que ver con preadolescentes. En estos tiempos hay una urgencia de que ellos tengan mentores que los capaciten y equipen. En este sentido debemos poder ver más allá de la reunión semanal. Necesitamos realizar un trabajo integral entre los chicos, sus padres y la iglesia. Jesús nunca nos llamó a hacer reuniones (aunque son buenas y muy útiles), pero sí nos llamó a hacer discípulos. Las reuniones no deben ser el centro de la existencia de nuestro ministerio, toda nuestra tarea debe rondar en torno a formarlos y discipularlos, y en ese marco la reunión es solo uno de los medios que nos permiten hacerlo.
3. SERVICIO
Tanto en la comunidad como en la congregación es muy importante que los preadolescentes vean que crees en ellos y que les confías tareas. Estas pueden ir desde darles de comer a los indigentes, servir en los orfanatos, cortar el pasto en hogares de ancianos, o involucrarse en la iglesia en el área de los niños, en la producción de la reunión dominical, etc. Los preadolescentes necesitan entender que confiamos en ellos y que son capaces de mucho más, y el involucrarlos en un sinfín de actividades se los confirma con hechos. Además les estamos enseñando lo que nuestro máximo ejemplo, Jesús, vino a hacer a este mundo: “servir y dar”. (Marcos 10:45 y Filipenses 2:7).
Algo que nos ha funcionado mucho en esta edad tan particular es el hecho de ser creativos. Como fue mencionado, nuestras reuniones no lo son todo en el desarrollo emocional y el acompañamiento espiritual, pero sí juegan un papel muy importante. Por esa razón necesitamos exponerlos a reuniones creativas donde enseñemos verdades profundas de una manera sencilla y práctica. Así lo hacía Jesús, como cuando por ejemplo nos quiso enseñar acerca de la fe en Lucas 17:6. ¡Que verdad tan increíble! ¡Qué forma tan creativa de hablar sobre la fe! Eso es lo que necesitamos hacer hoy en día con nuestros “pre”, hablar una verdad espiritual profunda, pero en el idioma de ellos, a su nivel, sumergidos en su cultura, de una forma que lo puedan asimilar fácil y rápidamente. Es obvio que implica esto mucho trabajo incluso hasta críticas de algunos, pero al final al ver los frutos nos daremos cuenta de que vale la pena acompañar a estos chicos en esta etapa tan importante de sus vidas.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]