¿Tu hijo adolescente duerme apropiadamente?
abril 17, 2018El éxito siempre es una consecuencia
junio 3, 20181. MANTÉN UN CUADERNO DE ORACIÓN
En el primer capítulo de San Marcos se encuentra uno de los días más ocupados de Jesús, predicando, enseñando, curando, en fin, haciendo su trabajo. A la mañana siguiente (yo me hubiera quedado dormido) sus discípulos lo tuvieron que buscar por todos lados porque se había levantado temprano a orar.
La oración fue una de las prioridades de Jesús. Cuando oramos, el ministerio se convierte en un esfuerzo cooperativo. Estamos unidos con Dios a través de la vida de la gente. Personalmente me doy cuenta que cuando oro por mis alumnos mis expectativas crecen porque estoy esperando que Dios trabaje en sus vidas. Me preocupo menos y disfruto más de mis adolescentes cuando mi vida de oración está bien activa.
Mi propia vida de oración es más efectiva cuando uso un cuaderno de notas. Toma un cuaderno de espirales simple y coloca el nombre de tus alumnos uno en cada página. Pasa uno o dos minutos de oración por cada dos o tres alumnos cada día, y escribe una nota de aquello por lo cual oraste por ese alumno en la columna izquierda. En la columna derecha escribe cómo Dios va contestando tu oración. Inclusive puedes compartir con tus alumnos cómo Dios está obrando en sus vidas y menciona cómo tú oras por ellos regularmente. (También me ha ayudado el colocar una foto del alumno en su página)
Cuando paso tiempo en oración, me recuerda que no estoy solamente enseñando a una clase sino a Josué, a Paola, a Erica, a Pablo, etc.
2. DEJA QUE LOS LOCOS DIRIJAN EL LOQUERO
Un pensamiento tenebroso: deja que tus alumnos hagan un poco de maestro. Aunque suena arriesgado, tiene varios beneficios.
Primero, mantenerlos involucrados te ayudará a romper con la apatía. Cuando las personas están activas, es muy raro que se aburran. Cuando los estudiantes comienzan a enseñar se transforman en activos participantes en vez de pasivos espectadores.
Segundo, los estudiantes que enseñan aprenderán más. El aprendizaje participativo ayuda a retener mejor lo aprendido.
Tercero, los adolescentes escucharán más a sus pares que a ti. Lo que significa que si los adolescentes están escuchando la lección puede ser que aprendan algo.
Cuarto, quizás estés formando futuros maestros. La primera vez que me pidieron que enseñe algo, cuando era adolescente, casi me da un ataque al corazón. Nervioso di la clase, nadie murió y no he dejado de enseñar desde ese momento.
Asegúrate de comenzar despacio. No llegues una mañana y des todo vuelta esperando que las cosas funcionen puntualmente como las agujas de tu Rolex. Primero asígnales piezas pequeñas del rompecabezas, que preparen el salón, que den los anuncios, que preparen un drama, que lean el pasaje bíblico, que preparen algún juego y lentamente ve aumentando su responsabilidad.
Recuerda, cuando las cosas se ponen caóticas, (como sucederá inevitablemente) ¡Por lo menos ahora sabrán lo difícil que es enseñar en la escuela dominical!
3. UTILIZA EXPERTOS
¿Te gustaría darles a tus estudiantes variedad, presentarles a adultos competentes, levantar el nivel de tu clase y darte un descanso al mismo tiempo? Puede que sea más fácil de lo que te imaginas. Simplemente usa a los expertos que se encuentran enfrente de ti.
En todas las iglesias en las que he estado ha habido personas mucho más capacitadas para enseñar ciertos temas que los maestros. Muchos de ellos no quieren comprometerse en dar clases todos los domingos durante dos años, pero con mucho gusto darán una o dos clases anuales sobre lo que sea que son expertos.
Aquí está la manera de sacar el máximo provecho de aquellos expertos en tu iglesia. Primero, trae a una gran variedad de personas: En la última iglesia en la que enseñé traje a un farmacéutico para hablar sobre la influencia de las drogas, a un policía a hablar sobre el abuso del alcohol y el conducir, un panel de padres hablando sobre problemas familiares, un consejero de hijos adolescentes de padres divorciados, y un mecánico enseñando cómo mantener un carro a punto.
Segundo, prepara a estos expertos para el éxito. Ayuda a estas personas a que den lo mejor de sí. Muchos se sienten cómodos con el tema, son expertos, pero muy incómodos con el hecho de pararse frente a un público de adolescentes. Prueba algunas actividades rompe hielos como entrevistarlos o haz las veces de moderador entre los jóvenes y el experto haciendo una clase de preguntas y respuestas.
Ocúpate de abrir y cerrar la clase de una manera que haga al momento más disfrutable y efectivo, tanto para los chicos como para el invitado. (Especialmente si la clase no tuvo mucho sentido.)
4. MANTÉN TUS ALUMNOS A LA EXPECTATIVA
Domingo a la mañana en el sudeste de La Florida. Calor. El salón repleto. En voz monótona el maestro de escuela dominical comienza a leer Marcos 2, el capítulo en el que cuatro amigos hacen un hoyo en el techo para meter a su amigo paralítico ante Jesús. Los alumnos están tiesos como en estado de coma de aburrimiento… hasta que comienzan a escuchar pasos en el techo, luego, el sonido de serruchos cortando el techo del salón. Pedazos de techo comienzan a caer. Los adolescentes se dispersan por el salón, polvillo inunda el ambiente mientras cuatro hombres abren un agujero ¡arriba de sus cabezas!
Después, por supuesto, el descenso del inválido frente al maestro quién sonríe diciendo “Hijo mío, tus pecados te son perdonados. ¡Levántate y anda!” Así como así, el maestro dio la clase de escuela dominical más despierta de todo el estado. (Nota: el salón al que le abrieron el techo tenía planeado una restauración. Siempre pregunta antes de intentar esto en tu iglesia.)
Una de las razones por las cuales los jóvenes están tan aburridos de la escuela dominical es por ser tan predecibles. Van al mismo salón, se sientan en las mismas sillas, usan el mismo material, escuchan las mismas historias de siempre, y miran el mismo mapa de 1948 de la tierra prometida que cuelga en la pared.
Cuando rompes con las rutinas y haces que tus alumnos se pregunten “¿Qué pasará la próxima reunión?” Entonces tendrás una clase de estudiantes alertas y a la expectativa. La próxima vez que tus alumnos se vean aburridos, trata algo inesperado. Prepara a personas que aparezcan disfrazados como los personajes de la Biblia representando los pasajes sobre los cuales estás dando tu lección. Busca a alguien que entre manejando una motocicleta. Pide permiso y ropa adecuada a los padres y cuando comienza la clase diles que todos irán a andar en esquí acuático. Tus alumnos amarán las sorpresas y como aquél maestro en La Florida, crearás memorias que durarán para siempre.
5. DALES A TUS ALUMNOS ACCIÓN
Cuando trato de recordar la escuela dominical durante estos veinte años que han pasado, un hecho resalta: No recuerdo ni una de las lecturas Bíblicas. Sin embargo, recuerdo perfectamente cuando casi nos congelamos reunidos al aire libre aprendiendo sobre compasión por aquellos que no tienen dónde vivir; la vez que nos reunimos en un comedor comunitario; cuando debatimos sobre evolución y creación; cuando aprendimos el libro de Jonás actuándolo; la clase de sexualidad basada en preguntas y respuestas a una pareja de recién casados que se moría de vergüenza; y cuando di mi primera clase.
Muchas de las clases de escuela dominical no son efectivas porque pasamos directamente de determinar el contenido a la lectura bíblica. ¿Cuándo será que una lección creativa, distinta y llena de acción se transforma en un monólogo aburrido? Piensa en el propio desarrollo de tu fe. ¿Qué clase de lecciones recuerdas? ¿Qué clase ha tenido el mayor impacto en tu vida? La mayoría de esas lecciones han requerido que seamos parte de la experiencia, que hagamos algo.
Puedes incorporar algo de acción a tu clase de escuela dominical simplemente agregando variedad a la manera de comunicarte: Objetos, roles, simulaciones, discusiones, reportajes, paneles de discusión, debates, hojas de trabajo, y juegos, ayudan a mantener a los jóvenes interesados en la lección e incrementarán sus memorias de la escuela dominical.
Además, estarás en buena compañía. Si Jesús les hubiera enseñado a sus discípulos de la misma manera que se hace en la Escuela dominical de muchas iglesias, los hubiera hecho entrar a un lugar, sentado en filas, sacado el franelógrafo, y leído por una hora ¡Pero no hizo eso! Él optó por la acción. Ese es un modelo que vale la pena copiar.