¿Es posible que un sueño adecuado sea la “píldora mágica” que ayude a los adolescentes a transitar exitosamente su camino hacia la adultez? ¿Podría realmente ser tan simple como eso? Probablemente no, pero los estudios demuestran que el sueño les brinda a los adolescentes un efecto que los protege de algunas cuestiones relativas a esta etapa.
Mi análisis sobre investigaciones recientes relacionadas con el sueño y los adolescentes muestra una conexión fascinante entre un sueño inadecuado y una amplia gama de problemas con los que luchan muchos chicos. Estos incluyen depresión, pensamientos suicidas, somnolencia, déficit de atención, bajo rendimiento escolar, aumento en la conducta de alto riesgo, bullying, dietas poco saludables, dolores de cabeza, mal humor, presión arterial alta, obesidad, aumento en las lesiones deportivas, mayor índice de accidentes automovilísticos y mala toma de decisiones. No conozco otra área de la vida adolescente que esté conectada con este amplio espectro de resultados potencialmente negativos.
La falta de sueño es un problema importante en el desarrollo adolescente. Hoy en día, los teens duermen menos que nunca. Más del noventa por ciento de los estudiantes de escuela secundaria sufren privación crónica de sueño. ¡Se ha informado que un tercio de los adolescentes se duerme en la escuela dos veces al día! En 2015, la National Sleep Foundation emitió nuevas recomendaciones sobre la duración del sueño para preadolescentes y adolescentes. Los niños de hasta trece años deben dormir de nueve a once horas por noche, y los adolescentes de catorce a diecisiete años deben dormir de ocho a diez horas cada noche. Muchos expertos dicen que es hora de que los padres intervengan y ayuden a sus hijos a dormir más.
Irse a dormir más temprano puede que no sea la solución. Los investigadores descubrieron que el cerebro adolescente en desarrollo está conectado de modo que sus ciclos naturales de sueño tienden a llevarlos a acostarse más tarde en la noche y a levantarse más tarde en la mañana. En los últimos años, he visto a muchos distritos escolares cambiar para más tarde sus horarios de inicio de clases con el fin de hacer un uso más efectivo de estos ritmos naturales en los adolescentes.
El problema más importante que impide que los adolescentes duerman lo suficiente es que la tecnología y la cafeína los mantienen despiertos. Muchos adolescentes se llevan sus teléfonos a la cama y envían mensajes de texto, usan las redes sociales y miran videos durante toda la noche. Algunos temen perderse textos, chats y notificaciones y por eso beben bebidas energéticas para ayudarlos a mantenerse despiertos. Al igual que sus padres, esta generación de jóvenes realiza múltiples tareas en la noche, y esto afecta dramáticamente sus hábitos de sueño.
Dormir más disminuirá los comportamientos de riesgo, reducirá la depresión y aumentará el éxito escolar. Con más horas de sueño, los adolescentes pueden volver a disfrutar de la lectura en la cama y ralentizar el ritmo de sus vidas. Desafortunadamente, los padres no están modelando hábitos de sueño saludables tampoco. Los adolescentes que no descansan adecuadamente crecerán y se convertirán en adultos que viven de la misma manera.
¿Qué pueden hacer los padres para ayudar a los adolescentes a dormir en forma adecuada?
Obviamente, no puedes obligar a tu adolescente a dormir. Pero los padres pueden tomar la iniciativa para reducir los comportamientos que contribuyen a la falta de sueño. Como por ejemplo:
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