La disciplina en el ministerio de niños
octubre 14, 2024Esta es una de esas fechas en la que muchos cristianos sienten la imperiosa necesidad de asumir una postura firme, tomar las armas espirituales que tenemos a mano y salir al campo de batalla a declararle la guerra a quienes atentan contra nuestra y fe y nuestras sanas costumbres.
Una pregunta saludable que necesitamos hacernos es la siguiente: ¿Contra quién deberíamos pelear en Halloween? La respuesta bíblica que encontramos en Efesios 6:12 nos estaría indicando que a fines de octubre peleamos exactamente contra los mismos enemigos que en cada día del resto del año. No hay razón alguna para pensar otra cosa. Pablo nos dice con toda claridad que nuestra lucha no es contra ningún ser humano sino contra fuerzas espirituales.
El problema de confundir a nuestros rivales
Estoy seguro de que no te estoy mencionando ninguna verdad bíblica que te sea desconocida. Sin embargo, vez tras vez, y cada vez más, vemos cristianos saliendo con la bandera del Reino a enfrentarse con discursos, argumentos (y quizás algo más), tratando de ganarle a rivales contra los que en realidad no competimos.
Ese no es el partido que hemos sido llamados a jugar. La idea no es gritar más fuerte que los otros que visten la camiseta contraria, porque en este caso no se trata de fútbol, de política o de cualquier otra de esas razones que hoy dividen y polarizan masivamente a nuestras sociedades.
No hace falta ser un entendido en cuestiones militares para asegurar que lo menos sabio del mundo y la peor de las estrategias, sería ir a la guerra y atacar al enemigo equivocado. Además de los injustos daños colaterales, el verdadero enemigo festejará al vernos tan desorientados desgastando nuestras fuerzas y aprovechará para ganar terreno con mayor libertad, ya que no habrá radar que lo detecte por estar orientados en otra dirección.
No perdemos nada en volver a enfatizarlo con todas las letras: ¡No estamos en contra de ninguna persona! No importa si tienen ideologías anticristianas, si se burlan o persiguen nuestra fe, si son desalmados o si adoran al mismo Satanás. Nuestra lucha no es contra seres de carne y hueso que tengan nombre y apellido, sino contra quienes ni siquiera pisan el mismo suelo que nosotros. La Biblia nos enseña que están en el aire y son poderes espirituales.
¿Qué hacemos entonces en Halloween?
No hace falta explicar acerca del origen oscuro de esta celebración ni debatir acerca de cómo la cultura la fue instalando en cada uno de nuestros países. Pensando en actitudes o acciones concretas, estas podrían ser algunas sugerencias:
Amar en lugar de combatir
Basándonos en la realidad bíblica mencionada anteriormente, no corresponde que situemos en el blanco de nuestros dardos a nadie que para esta ocasión, se disfrace, golpee la puerta de nuestra casa siguiendo el juego de la tradición, o incluso que promueva esta celebración aun fomentando el contacto con lo tenebroso.
Si camina, respira y corre sangre por sus venas, ese sujeto pasa a ser objeto de nuestro amor. Que Dios nos ilumine para encontrar formas creativas de amar en esta fecha y que nos llene de su Espíritu para que, junto a la gente que lideramos, podamos embarcarnos en acciones que le hagan sentir a la gente ese amor único que viene de parte de Él.
El combate queda para ser planteado en otra esfera. No vendría nada mal hacer encuentros de oración para que Dios frene las fuerzas y el avance del mal en estos días específicos. No necesitamos hacer esto en un lugar público ya que no estamos queriendo demostrarle nada a nadie. Se trata de acercarnos al trono de un Dios que nos escucha siempre y de resistir poderes enemigos que no están en un solo lugar.
Respetar en lugar de juzgar
Halloween no es el único tema en el que vamos a encontrar opiniones diferentes. Personalmente no tengo dudas de que nuestro adversario el diablo aprovecha esta fecha para desplegar una serie importante de acciones e influencias. Pero su mayor ventaja seguirá siendo siempre el hecho que lo ignoremos.
Si atacar a personas que se involucran de diferentes maneras con este festejo pasa a ser una batalla equivocada, injusta e inútil, tratemos de imaginar lo ridículamente desviados que estamos si nos enfrentamos con otros cristianos que tienen una mirada del tema diferente a la nuestra.
Cada comentario en las redes alimentando esas discusiones infantilmente inservibles en las que un cristiano trata de convencer a otros, no hace más que facilitar los planes enemigos. Mientras algunos creemos que estamos desplegando conocimiento y haciendo docencia, Satanás agradece y valora el trabajo que le ahorramos. Esta fecha no es una oportunidad para actuar de detectives y jueces con el resto de la iglesia, sino para alistarnos en el bando correcto y servir a los planes de nuestro Señor.
Mostrar la luz en lugar de argumentar
¿Y si en lugar de emplear tanta energía en nutrir nuestra artillería de argumentos nos dedicáramos a dejar salir la luz divina que tenemos adentro?
No fuimos llamados a ganar discusiones, a generar debates o a perseguir pecadores. Nuestra misión tiene que ver con mostrar las virtudes de ese Dios que nos sacó de las tinieblas para traernos a su luz admirable (2° Pedro 1:9). Nuestro mayor propósito en esta vida es mostrar esa luz maravillosa que transforma hasta las realidades más oscuras.
Te invito a mirar a Halloween como una excelente posibilidad de irradiar, exhibir y contagiar a un Dios que es luz y está lleno de amor. A su vez, te animo a que puedas motivar a quienes pastoreas y lideras a que no se confundan de enemigo y se preparen y enrolen para iluminar.
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Fernando Altare
Director nacional de e625 en Argentina. Autor del libro Ninguna Religión, Contador de profesión y uno de los pastores en la iglesia Brazos Abiertos en la ciudad de Santa Fe.