¡Socorro! Las tareas escolares de mis hijos me agotan
septiembre 19, 20179 razones por las cuales la cena debería ser un momento familiar
octubre 17, 2017A nadie le gusta que lo molesten. Sin embargo, muchos padres recurren a regañar como una forma primaria, aunque negativa, para comunicar sus sentimientos y deseos hacia los miembros de la familia. La comunicación positiva es vital para mantener una familia saludable. Las familias exitosas hablan y escuchan. Una buena comunicación requiere trabajo pero si pones en práctica algunos de los siguientes consejos, estarás en camino de mejorar tus habilidades de comunicación y la salud de tu familia.
Escucha más, habla menos. ¿Qué tan buen oyente eres con tu adolescente, incluso cuando estás convencido de que tienes razón y de que él está equivocado? Escuchar es el lenguaje del amor. La ruta fácil es regañar y dar discursos, pero los resultados no son los mismos que cuando escuchamos. A veces los adolescentes sólo quieren hablar, no están buscando la opinión de los padres. ¡Los padres sabios aprenderán a dejar de contestar todas las preguntas de sus adolescentes antes de que ellos se los pidan! Para los adolescentes de más edad, podría ayudar si pides su permiso para compartir tu opinión, diciendo algo como: “¿Puedo decirte lo que pienso al respecto?”. Esto envía a tu hijo el mensaje claro de que lo respetas y lo cuidas. Cuando se trata de un conflicto, John Rosemond dice: “Cuantas menos palabras use un padre, más autoridad tendrá y más clara será la instrucción”.
Las buenas habilidades para escuchar incluyen:
– Prestar toda tu atención.
– Mirar más allá del contenido de las palabras y observar el tono y el lenguaje corporal.
– Mantener una actitud receptiva y abierta.
– Utilizar buenas preguntas para comprender mejor.
Mantente atento a tu propio tono y lenguaje corporal cuando hables. Tus palabras sólo transmiten parte del mensaje. Tu tono y tu lenguaje corporal suelen comunicar más que las propias palabras. Por ejemplo, si dices: “Buen trabajo”, con los brazos cruzados y el ceño fruncido, en realidad estás comunicando algo muy distinto a “Buen trabajo”. Haz todo lo posible por asegurarte de que el mensaje que estás enviando es el que quieres enviar.
Evita el silencio. El silencio puede causar estragos en la comunicación con tu hijo. Si necesitas procesar tus pensamientos antes de responder verbalmente, comunícale siempre el propósito de tu silencio. Por ejemplo, podrías decir: “Necesito un tiempo para considerar cómo responderte. Hablemos de esto después de la cena”.
Detén la conversación cuando las emociones se salen de control. Cuando las emociones comienzan a descarrilarse, siempre es una buena idea tomarse un período de descanso y reflexión y retomar la charla más tarde, con los ánimos calmados.
Rompe la regla de no hablar antes de que ella rompa a tu familia. Las familias sanas hablan. Sin duda tanto los padres como los adolescentes experimentarán momentos en los que no quieren hablar, eso es un hecho. Pero asegúrate de que estos tiempos son la excepción, no la regla. Sé intencional para crear una cultura de conversación en tu hogar.
Haz de las comidas familiares tiempos de conversación. Está empezando a volver la tendencia de que las familias coman más comidas juntas. Pero con los horarios y la vida agitada siempre existe la tentación de comer rápidamente y pasar a la siguiente actividad. Así que sé proactivo para ir más allá de simplemente comer. Aprovecha la oportunidad de tener a la familia reunida para que surjan temas de conversación.
Haz del momento de acostarse tiempos de conversación. Uno de los mejores momentos para tener una buena comunicación con los adolescentes es la hora de acostarse. Sí, la hora de acostarse. Puede que esto no sea el momento óptimo para ti pero recuerda que no se trata de ti, se trata de comunicarte con tu hijo adolescente. Y los relojes del cuerpo de los adolescentes están naturalmente cableados para permanecer despiertos más tarde. Cuando los adolescentes están en la cama pero no están dormidos, es probable que estén más dispuestos a hablar sobre cómo fue su día, sobre sus problemas o sobre lo que piensan. Este ambiente relajado es un trampolín para una buena comunicación y estos momentos más relajados son fundamentales para las veces que necesitas tener conversaciones más serias.
Programa salidas o actividades con tu adolescente. Cuando los niños llegan a la adolescencia están muy concentrados en sus amigos y compañeros pero la mayoría está dispuesta a hacer algo divertido con sus padres; todavía les gusta comer o comprar. Recomiendo tener al menos una fecha mensual con tu hijo adolescente. Deja que él o ella escojan la actividad. Estas son grandes oportunidades para conversaciones casuales, ya habrá tiempo adecuado para una discusión más seria. Pero en todos los casos estas experiencias ayudarán a construir una base de comunicación sana entre tú y tu adolescente. •
Camina alrededor del vecindario. Mi buen amigo John Townsend llevaba a sus hijos para dar algunos paseos por el vecindario. Al principio se quejaban, pero luego de algunos minutos “se abrían las compuertas de la comunicación”. Ya sea que se trate de un paseo por la cuadra, de una taza de café en una cafetería de la ciudad o de cualquier otra actividad, la idea es siempre la misma: hacer lo que sea necesario para mantener las líneas de comunicación abierta con tus hijos.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]