Impactar a la niñez con modelos reales
julio 3, 2017La clave de la clase: la aplicación
julio 18, 2017Hace un tiempo descubrí un libro de Ezequiel Ander – Egg (pedagogo argentino) llamado “Un puente entre la escuela y la vida”. Un libro pequeño, pero de gran valor. La lectura de sus páginas me hizo pensar cuántas veces como educadores disociamos la enseñanza, de la vida de las personas. Llegamos a pensar que las personas sólo reciben enseñanza en la escuela o en la iglesia, y no somos conscientes de toda la información que reciben de la vida misma.
Al centrar nuestra atención en la enseñanza bíblica, bien podemos preguntarnos de qué manera, lo que enseñamos a los niños, les sirve para su vida de todos los días. No estoy poniendo en juego la validez de la Palabra de Dios, ¡jamás! Lo que me pregunto es si estamos llevando a los niños a pensar de qué formas ellos pueden vivir esa enseñanza en la casa, en la relación con sus papás y sus hermanos, en la escuela, en la calle, con sus amigos, etc. Les pregunto y me pregunto: ¿estamos haciendo “puentes” que relacionen la Palabra de Dios con la vida del niño?
Si un niño de 11 años sale de su clase bíblica conociendo a David y su valentía al enfrentar a Goliat, hemos brindado un conocimiento intelectual. Si el niño se va sólo con ese conocimiento le estaremos dando una enseñanza parcial, una enseñanza que se queda sin la aplicación a la vida, una enseñanza que no responde a la pregunta fundamental: “y esto, ¿qué tiene que ver conmigo?”
Como maestro tenemos el compromiso de llevarlo a pensar, a relacionar la historia bíblica con su vida y mostrar maneras sencillas en las que puede llevar esa enseñanza a la práctica. Después de contarle del enfrentamiento de David con Goliat y la victoria de este joven, lo puedo hacer pensar: “Hoy, ¿estás enfrentando alguna situación? ¿Hay algún problema que sientes que es como un gigante? Entonces los niños abrirán sus corazones, nos dirán los problemas que enfrentan en sus casa, en la escuela, con algún maestro, con un amigo, etc. La historia de David tendrá para ellos otro valor. David enfrentó a Goliat porque sabía que Dios estaba con él. El niño podrá enfrentar esa situación difícil, sabiendo que Dios también está con él, ¡no está sólo para enfrentar ese problema! La presencia del Señor lo cambiará todo.
Al enseñar de este modo, el maestro habrá hecho un “puente”, una conexión entre la Palabra de Dios y la vida del niño. No sólo tenemos que llenar la mente, tenemos que llegar al corazón, para que desde ahí se produzcan cambios en el actuar, en el proceder y en el vivir. De este modo estaremos formando a la nueva generación de manera integral. Recordemos lo que nos dice Santiago 1.22 “No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica”. Este es nuestro gran desafío, ayudar a los niños a que “lleven a la práctica” la fe cristiana.
Nuestras iglesias están llenas de personas que sólo escuchan, que llenan sus mentes, que se sientan en cada culto a recibir, pero que sus vidas no reflejan ni el mensaje, ni el poder de Jesús. Al servir entre los niños tenemos una gran responsabilidad. Tenemos el gran desafío de formar una generación que VIVA LA FE, que la ponga en práctica. Basta de los que se dicen cristianos, pero que sus vidas no reflejan la eficacia de la fe en la que dicen creer. Basta de cristianos que no viven a Cristo. Necesitamos levantar una generación de cristianos que cada día “mueran para sí” y decidan “vivir para Cristo”.
Mi espíritu cobra ánimo cuando encuentro maestros que se juegan, maestros que tienen este corazón y este compromiso con la mirada en la nueva generación. Los tiempos que vendrán no serán mejores. A nuestros niños les tocará actuar en un mundo más complejo y más depravado. Como nos dice la Palabra, la maldad aumentará. Por eso tenemos que poner nuestra mirada en la nueva generación, tenemos que capacitarlos, tenemos que destinar los mejores recursos para que ellos sean formados integralmente. Cuando ganamos a un niño, ganamos una vida completa para Cristo. Sigamos sembrando la Palabra de Dios en sus vidas con la certeza de que esa semilla dará fruto abundante para la Gloria de Dios.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]