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La Generación Z necesita a la Iglesia con desesperación
Dr. Lucas Leys
En un mundo cada vez más digital, polarizado y fragmentado, las nuevas generaciones enfrentan desafíos únicos en su búsqueda de bienestar y sentido de pertenencia y la iglesia tiene la gran solución a ese sentido de vacío de propósito que les llena de ansiedad. Aunque hoy se insiste demasiado en que estas generaciones están distanciadas de las instituciones tradicionales, existe una necesidad profunda y creciente de lo que la iglesia, en su esencia más pura, puede ofrecer: comunidad, propósito y apoyo significativo.
Claro, lo primero que necesitan es a Jesús como su Salvador y Señor y no solo un grupo de amigos, pero, y este es un gran PERO, contrario al Jesús totalmente personal que nos predicaron en el siglo pasado, necesitan al Jesús con quien se convive en comunidad y de hecho, las amistades, siempre fueron y seguirán siendo el gran medio evangelístico a la vez que el verdadero nicho del discipulado.
La Conexión Humana en un Mundo Digital
Una de las paradojas de nuestra era es que, a pesar de estar más conectados que nunca a través de la tecnología, muchos jóvenes experimentan una profunda sensación de aislamiento. Las redes sociales, si bien ofrecen plataformas para la interacción, carecen de la autenticidad de las relaciones cara a cara y la vitalidad del toque y la convivencia. Y ahí es a donde la iglesia puede brillar si prioriza las relaciones y no tanto los escenarios, micrófonos y experiencias unidireccionales e impersonales como son la mayoría de las reuniones de iglesia hoy día.
Estudios recientes, como el “Gen Z Mental Health & Well-Being Study” patrocinado por la fundación Harold C. Smith, han revelado que, cuando se pregunta cuál debe ser el enfoque número uno para ayudar a la Generación Z con la salud mental, la respuesta unánime es: las relaciones. La conexión social y las relaciones significativas son cruciales para el bienestar. La iglesia, al ser un espacio físico donde las personas se reúnen, interactúan y comparten experiencias, tiene la capacidad única de fomentar lazos que van más allá del “me gusta” o el comentario virtual.
Más Allá del Apoyo Social: Un Propósito Trascendente
Lo he predicado mucho en recientes meses: Según la Biblia, no existen personas sin propósito. Existen personas que lo desconocen y algunas que los rechazan, pero la mejor opción es ser de quienes lo abrazamos. Como Pablo deja clarísimo en Efesios 1 y 2, fuimos creados como agentes de su gracia.
Si bien el apoyo social es fundamental, la participación en una comunidad cristiana ofrece una contribución única que trasciende la mera interacción social. La iglesia proporciona un marco de valores, una narrativa compartida y un sentido de propósito que puede ser profundamente arraigador. Como dicen muchos miembros de la Generación Z, te hace estar “basado”. En un mundo donde las opciones son infinitas y la identidad a menudo se siente fluida, encontrar un sentido de pertenencia a algo más grande que uno mismo es increíblemente poderoso y la iglesia tiene esa función y dimensión.
La iglesia no solo ofrece un espacio para la amistad, sino también para explorar preguntas existenciales, desarrollar una brújula moral y encontrar significado en medio de la incertidumbre. Esto puede ser un ancla vital para las nuevas generaciones que navegan por un panorama cultural complejo y a menudo abrumador.
Un Espacio para el Cuidado, el Amor y el Apoyo
La iglesia tiene la oportunidad de ser un refugio seguro y un catalizador para el florecimiento de las nuevas generaciones. Puede crear ambientes donde los jóvenes se sientan aceptados, comprendidos y valorados por quienes son. Esto se traduce en:
Comunidad intencional: Lugares donde los jóvenes pueden compartir sus luchas, celebrar sus éxitos y recibir aliento genuino.
Mentoría y guía: Oportunidades para interactuar con adultos y pares que pueden ofrecer perspectivas y sabiduría en su camino.
Desarrollo de habilidades: Espacios para participar en actividades que promuevan el crecimiento personal, el liderazgo y el servicio a los demás.
Prácticas de sanidad espiritual: Momentos de reflexión, oración, adoración y conexión espiritual que nutren la salud mental y emocional.
Los ministerios de nuevas generaciones deben crear oportunidades concretas de conexión y pertenencia.
Para fomentar estas relaciones y brindar el apoyo necesario, las iglesias y los ministerios deben dejar de simplemente hacer reuniones tradicionales a donde todos miran a un escenario y solo escuchan a algunos lideres y en contraste, crear espacios y oportunidades para que los adolescentes se reúnan y hablen entre ellos, sean participes y protagonistas y no consumidores de algo que podrían mirar por una pantalla. Esto puede variar desde actividades divertidas y relajadas, como noches de juegos o eventos deportivos, hasta momentos más profundos de adoración, oración conversacional y discusiones inductivas como las que ofrece E625 a través de su servicio premium. La clave está en ser intencional al crear ambientes que promuevan la conexión auténtica y el sentido de pertenencia y comenzar antes de que sucedan estos espacios llamando y enviando mensajes personalizados a los participantes diciéndoles que los esperamos y deseamos que sean parte porque son ellos.
La Iglesia tiene la oportunidad de crear espacios para que la Generación Z se reúna y cultive una comunidad de cuidado, amor y apoyo. Para fomentar las relaciones en la Generación Z, las iglesias y ministerios pueden crear espacios y oportunidades para que los adolescentes se reúnan en persona a ganar profundidad relacional.
Esto debe quedarnos claro, las nuevas generaciones no solo necesitan a la iglesia; la anhelan, el problema es que no siempre lo saben. Anhelan la comunidad, el propósito y el apoyo que una iglesia vibrante y centrada en las relaciones puede ofrecer y por eso es el momento de que la iglesia reconozca este profundo anhelo y se posicione como el faro de esperanza y conexión que las nuevas generaciones necesitan desesperadamente.
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